José Carlos del Coso: Esta es mi opinión y afortunadamente solo tengo una. Le guste a quien le guste y le pese a quien le pese.


31 de marzo de 2014

Asincronismo por Neymar



Corría el minuto  setenta en el estadio Cornellá-El Prat mientras Iniesta corría por la banda apurando su calentamiento para entrar en el partido. El encuentro hasta ese momento desprendía un olor a empate a cero insoportable a pesar de que ya se habían sucedido algunas ocasiones óptimas para abrir el marcador en la primera parte. El conjunto azulgrana vivía su particular penitencia perica entre faltas durísimas y fueras de juego milimétricos. El ataque culé formado por Messi, Neymar y Pedro hacía bastante rato que había pedido un auxilio que no acaba de llegar desde la banda. Mientras las espinilleras de Neymar eran cosidas a patadas, las botas de Messi no encontraban el camino y las de Pedro mostraban la agonía inevitable de quien está continuamente abocado a atacar pero también a defender. Como Dani Alves pero al revés.

28 de marzo de 2014

Cristiano enseña la venda



Cristiano Ronaldo es el futbolista que más información transmite con su cuerpo sobre un terreno de juego. Mirarle durante un partido es como estar viendo a un indio americano haciendo señales de humo, es como un folleto médico apostado en la sala de espera de un consultorio médico. A cada una de sus acciones o de sus omisiones siempre le acompaña su gesto correspondiente. Si lanza una falta a las nubes, la naturaleza nos recompensará la pérdida de dos palomas con la imagen del portugués mirando al césped, incluso tocándolo bruscamente con la mano en el punto donde estaba situado el balón como si unas briznas de hierba seca en el verde tapiz hubiesen propiciado el ocaso del lanzamiento y la lamentable pérdida de sendas aves.  Si el delantero merengue pone en peligro la integridad física de los rivales situados en una barrera dentro del área, no es descartable que el gesto más expresivo de Cristiano sea levantar la mano reclamando penalti, incluso cuando el balón se haya estampado en la espalda del adversario.

27 de marzo de 2014

Balas de fogueo



Cayó el Real Madrid en Sevilla mientras el artífice de la conspiración arbitral resoplaba en un palco oscuro del Ramón Sánchez Pizjuan por las ocasiones perdidas. El señorito andaluz sobre ruedas con un mal disimulado acento caló regresó a la que aún cree su casa, pero lo hizo a hurtadillas. Se escondió en la zona noble, a la que solo le faltaba un gato blanco para acariciar, protegido por cristales de dos centímetros y gafas de sol en plena noche. Ayer su presencia no tenía sentido, la culpa no fue exclusiva del árbitro porque el cupo de quejas madridistas contra el justiciero estamento ya está mal agotado. Curiosamente tras el encuentro, el Real Madrid podría haberse quejado del árbitro por dos penaltis claros a Cristiano Ronaldo, a pesar de que la falta que materializó muy a su estilo venía precedida de un derribo inexistente. Sin embargo el reclamo penoso carecía de sentido porque tras el clásico CR7 y Sergio Ramos decidieron disparar al árbitro con balas de fogueo para tapar sus ridículas actuaciones sobre el césped. Ayer podrían haber seguido atacando, pero la recámara ya está vacía de balas de verdad como lo está la paciencia de sus propios aficionados.

26 de marzo de 2014

Yo tengo el poder



De Messi gusta hasta su forma de lanzar los penaltis con ese suave toque zurdo que tiene acariciando la pelota sin estridencias. Apenas toma carrera y rara vez levanta la cabeza para mirar al portero. Sus ojos se centran en el balón a unos tres metros, que descansa humillado ante él, deseando ser golpeado por quien mejor lo trata del mundo. Todo lo hace con tal sutileza que parece imposible que de su pie salgan semejantes cañonazos ajustados a los postes. Su margen de error solo depende de sus botas, no hay margen de acierto para los guantes del portero. El balón entra limpio y recto hasta estamparse contra la red recorriéndola por completo en su parte lateral dibujando una efímera comba, como movida por el viento.

25 de marzo de 2014

Algunos no se quieren enterar



El motivo de las declaraciones tras el clásico de Cristiano Ronaldo y Sergio Ramos obedece más a cuestiones psicológicas que futbolísticas. El jugador portugués ya había comentado con anterioridad, tras la lesión de Jesse, que hablaría el domingo tras el clásico, por tanto tenía complicado esconderse. Sergio Ramos (3 ligas y una copa en 10 años), que ansía ser una especie de Fernando Hierro aflamencado, aunque carezca de su currículum y su carisma, tampoco tenía fácil evitar las declaraciones ante los periodistas. Ronaldo solo tenía que elegir la forma de hacer el ridículo, tenía la opción de hacerlo dejando que le preguntasen por la actuación de Messi y la suya propia durante el partido o tenía la opción de evitar dicha comparación hablando cínicamente de la actuación arbitral. Como todos pudimos comprobar, de forma incomprensible, en un acto de cobardía que ya cuenta con demasiados precedentes, parece evidente que Ronaldo teme más a Messi que a los árbitros.

11 de marzo de 2014

La pareja de Shakira



Piqué siempre fue sobre el terreno de juego una versión inteligente de Sergio Ramos. La diferencia más abrumadora entre ambos centrales no se refleja en su capacidad intelectual, sino en su antagonismo ante las metas que cada uno hasta el momento se había planteado. Un quiero y no puedo luchando en la distancia contra un puedo pero no quiero. Mientras el defensa madridista pretende representar lo que por cuestiones genéticas e históricas nunca llegará a ser, el defensa azulgrana parece rechazar lo que el destino y sus posibilidades innatas le tenían reservado. Mientras uno aporta exclusivamente su fuerza de voluntad, el otro está arriesgándolo absolutamente todo al escurridizo talento. Lo que sirve en Madrid no tiene porqué ser necesariamente útil en Barcelona a pesar de que ambas entidades siempre andan a codazos en las cimas Europeas. Un año después de que Guardiola rescatase a Piqué del ostracismo inglés, lo recuerdo como un central con una talla imponente, una figura exquisita con un toque de centrocampista y una limpieza apabullante en sus acciones defensivas. Era una bala en el corte y una roca en el choque, técnicamente inmejorable para su puesto y tácticamente sobresaliente bajo las indicaciones de Puyol. Ser defensa en el Barcelona es más complicado que ser delantero y no suponía una locura afirmar que quien veía jugar a Piqué, efectivamente, recordaba a Beckenbauer. Acaparaba absolutamente todos los requisitos para convertirse en un futbolista legendario como lo fueron los de otras épocas.

7 de marzo de 2014

Recostados en el túnel de vestuarios



Quedan tres meses de competición y pase lo que pase, el Barcelona debería cambiar el enfoque de su plantilla para la próxima temporada. Si el conjunto catalán gana la Champions debería modificar la fisionomía de su plantilla, así como si gana la Liga o los tres títulos por los que lucha. No importa el resultado, que puede depender de tener mayor o menor fortuna,  porque a lo largo de la temporada ya se ha podido apreciar una fina lluvia de debilidades que desde hace un par de años agrietan el vestuario culé. Cada vez es más notoria la irrelevancia deportiva que algunos jugadores aportan al combinado azulgrana. Son futbolistas que no han alcanzado las expectativas técnicas y estratégicas para las que fueron contratados. Definitivamente no mejoran lo que había y así mismo poseen el talento y la energía suficiente para desarrollar todo su potencial en cualquier otro equipo. Sus sueldos millonarios apagan los sueños de desconocidos canteranos y esconden las miserias de despachos a través de propaganda, renombres, extensos currículum internacionalidades y bajos riesgos directivos. Hacer alardes bancarios es una forma de soltar absolutamente toda la presión sobre el cuerpo técnico y jugadores. Es como si el directivo evadiese su responsabilidad y limitase sus funciones institucionales a gastarse el dinero, y si la operación sale mal a entonar la canción del “a mí no me miréis”.

6 de marzo de 2014

Subcultura blanca casi negra



A algunos señores les molesta una barbaridad que la selección española siga cosechando victorias ante rivales importantes. Cuando un aficionado o periodista español critica de forma sistemática al combinado nacional, cuestiones políticas al margen, siempre se repiten las mismas pautas. Todos ellos coinciden en similares  argumentos: Que si el juego es aburrido, que si no tiran a puerta, que si sería maravilloso con las porterías en los costados, que si sudan poco y corren menos, etc, etc, etc. Es una corriente con una cantidad ridícula de adeptos porque los predicadores mediáticos que la divulgan son igualmente ridículos a la hora de argumentar sus postulados. Se les nota demasiado el resentimiento acumulado a lo largo de los últimos años y utilizan los partidos de la selección para pasar factura única por una diversidad de cuentas pendientes.

5 de marzo de 2014

Un alma de carne y hueso



A final de temporada Carles Puyol se empadronará en otro sitio, o quién sabe, quizás en ninguna parte porque le sea imposible seccionar el cordón umbilical que le une al Barcelona de por vida. Cada pelea que ganó la podría haber ganado en cualquier club porque es el hijo biológico de las virtudes  aplaudidas por cualquier aficionado deportivo. Nunca ha parado de correr y de luchar, siempre dio dos zancadas de más para que sus compañeros diesen una de menos. Cada partido que afrontó, lo hizo desafiando las leyes físicas de la resistencia y el entendimiento humano más elementales bajo un razonamiento único: Si no llegas muerto a la caseta no mereces esta camiseta.

2 de marzo de 2014

Arbeloa se cae, España se levanta



Parece increíble que la ausencia de Álvaro Arbeloa para el partido ante Italia esté levantando una polvareda de confrontaciones en el entorno futbolístico español. Para aquellos que aprecian la mediocridad del fútbol con la mano tapándose la nariz ha supuesto la caída de un mito. Cae la el telón americano donde el botones siempre acaba dirigiendo la empresa, al fin y al cabo esto es España. La mística de Arbeloa no es producto de lo que hace sobre el césped, sino de lo que dice fuera de él. La figura del madridista ha sido, es y será un rancio recuerdo de Mourinho, una postal en blanco y negro que el técnico portugués se dejó olvidada en nuestro país y que poco a poco se desgasta y corroe con el tiempo. Su nombre ha supuesto durante demasiado tiempo un emblema de aquella manera vieja y rancia de hacer las cosas. Fue acogido por Mourinho en el agobio, como un perro fiel, y consentido por del Bosque en la selección para intentar estirar lo máximo que ha podido el equilibrio entre seleccionados de Madrid y Barcelona. La tomadura de pelo parece haber llegado a su final.