José Carlos del Coso: Esta es mi opinión y afortunadamente solo tengo una. Le guste a quien le guste y le pese a quien le pese.


27 de febrero de 2013

La cenicienta pierde el zapato

Siempre es el mismo gesto, manos en la cintura, barbilla hacia abajo, negación con la cabeza y ojos de incredulidad. Mientras unos se subían las medias, otros miraban hacia su portería buscando la irrealidad de una situación para la que nadie les había preparado: La derrota severa. Mientras Messi buscaba el balón con la mirada hierática para sacar de centro por tercera vez tras recibir un gol, el silencio evitó el cruce de miradas entre compañeros. Así quedaron los jugadores del Barcelona tras encajar el tercer puñetazo del Real Madrid en una noche que no será fácil de olvidar para la parroquia culé. No hay duda, Mourinho olió la sangre y el Barcelona se desangró sin que nadie supiese poner el más mínimo tapón a la hemorragia. El planteamiento del técnico portugués fue sencillamente sensacional, vistió a su equipo tácticamente de gala para la ocasión y sus futbolistas la aprovecharon tumbando irremediablemente al Barcelona. Al Madrid le bastó una defensa adelantada como nunca y ordenada como siempre para pasar los apuros precisos, los escritos en su propio guión. Del resto se encargó Cristiano Ronaldo con un partido monumental y en no menor medida, Di María y Ozil. Tres hombres en carrera libre e Higuaín molestando a los centrales culés bastaron al conjunto merengue para desmontar a este nuevo Barcelona que recuerda a uno más viejo.