José Carlos del Coso: Esta es mi opinión y afortunadamente solo tengo una. Le guste a quien le guste y le pese a quien le pese.


2 de mayo de 2012

Quien siembra vientos...

Las ráfagas de viento cruzaban la calle de una esquina a otra arrasando olfatos, bombillas y banderolas. Se oía un sonido metálico en la parte este, a la espalda de aquel edificio derruido. Los caballos reculaban mientras tropezaban unos con otros e intentaban cambiar su dirección de fuga apresados por el pánico. Desde el ventanal de aquella cantina apenas se podía avistar la polvorienta calle marrón áspera en mitad de un impresionante remolino que arrastraba ramas, despojos y gritos. La gente caminaba hacia atrás sin dar la espalda al cristal de aquel bar porque quería ver pero no podía creer. La tormenta más inoportuna acababa de empezar…
El Real Madrid puede proclamarse esta misma noche campeón de la liga BBVA ante la que quizás sea la afición más tormentosa y al mismo tiempo más respetuosa de nuestro país. San Mames es considerada la catedral del futbol español porque ha sido esculpida a base de lluvia, barro, fútbol y puro sentimiento. Teniendo en cuenta que el merengue puede empezar su partido como campeón tras una derrota previa del Barcelona contra el Málaga, la afición del Athletic, que siempre ajustició el buen fútbol y las malas intenciones,  tiene serias dudas de si este campeón merece pasillo o por el contrario no mostrará su aprecio que es la peor forma de desprecio. Desde siempre, la decisión de honrar al campeón de una forma tan explícita ha sido tomada por parte de los futbolistas, sin embargo, el aficionado bilbaíno ha empezado a tomar posiciones en contra de que sus leones encojan sus garras en el acto respetuoso por el conjunto madridista.
 Desde que Mourinho en su día decidió café para todos marcando una línea agresiva contra cualquier adversario y adversidad, el conjunto blanco ha seguido su conducta sin medir las posibles consecuencias que en un principio parecían lejanas y que ahora se las empiezan a encontrar cara a cara en mitad de la cercana realidad. La obsesión que ha mantenido el club madridista de utilizar gas lacrimógeno sin tener en cuenta las víctimas colaterales con el único fin de asegurarse sus objetivos empieza a recibir el primer directo a la mandíbula a la altura de la imagen y dañando la semejanza con respecto al Barcelona. Con un entrenador coleccionista de enemigos anónimos, el presidente blanco no ha podido tener más remedio o más entusiasmo que seguir una política contraria a la más pura deportividad dañando a su principal rival e importando poco las heridas que pudiesen sufrir aquellos que en ese momento se sentaban a su lado. En este caso, el Athleti se sintió perjudicado por una negativa tan absurda como infantil y tan corrosiva como ufana que le propinó un portazo en las narices para disputar su final fetiche en el santuario de la castellana.
Las consecuencias de esta nueva era madridista que empieza en Mourinho y acaba en la Cibeles han dejado como cadáver la presencia del propio Florentino Pérez que tendrá que ver el partido desde la cuneta. Hombre de paz sibilina, al presidente madridista le gusta armar la guerra para luego negarse a coger un arma rehuyendo de sus propias decisiones porque siempre es mejor mandar a tomar la colina cuando se dirige la contienda subido a lomos del corcel blanco desde una distancia prudencial.
El presidente Urrutia ha mostrado en las últimas jornadas con especial intensidad su menosprecio a la actitud blanca, apoyado por sus propios aficionados y a estas alturas no sabemos si encontrarán un guiño de complicidad en los jugadores rojiblancos. Con una afición vuelta de espaldas o con impuntualidad histórica a una cita puntual desde hace un siglo, el aficionado del Athletic se mostrará soberano al propinar el mismo mazazo con ración doble que hace dos meses recibió de los no menos soberanos aficionados merengues.
Lo más seguro es que ni siquiera se produzca esta situación porque lo más probable es que el Barcelona cumpla en su partido. Sin embargo esta llamada de atención en la nueva estrategia madridista ya supone en sí un desdoro y un claro síntoma de animadversión multiplicada por dos cuando antes simplemente se multiplicaba por uno o por cero.
El Madrid ha empezado una dinámica de puertas cerradas hacia fuera donde todo es oscuro, malo y dañino en medio de un todos contra nosotros y un nosotros contra todos. Los adores de las medias verdades ya empiezan a vender que poco importa esto porque la relación con el conjunto Vasco nunca fue buena, sin embargo, bien haría el Real Madrid en intentar limpiar la cerradura del Athletic por si algún día intenta llamar a su puerta preguntando por Llorente o por Javi Martínez. De momento el pasillo está en el aire porque un presidente sembrador de vientos ha decidido que el Madrid está dispuesto a sopo tempestades.