José Carlos del Coso: Esta es mi opinión y afortunadamente solo tengo una. Le guste a quien le guste y le pese a quien le pese.


31 de marzo de 2014

Asincronismo por Neymar



Corría el minuto  setenta en el estadio Cornellá-El Prat mientras Iniesta corría por la banda apurando su calentamiento para entrar en el partido. El encuentro hasta ese momento desprendía un olor a empate a cero insoportable a pesar de que ya se habían sucedido algunas ocasiones óptimas para abrir el marcador en la primera parte. El conjunto azulgrana vivía su particular penitencia perica entre faltas durísimas y fueras de juego milimétricos. El ataque culé formado por Messi, Neymar y Pedro hacía bastante rato que había pedido un auxilio que no acaba de llegar desde la banda. Mientras las espinilleras de Neymar eran cosidas a patadas, las botas de Messi no encontraban el camino y las de Pedro mostraban la agonía inevitable de quien está continuamente abocado a atacar pero también a defender. Como Dani Alves pero al revés.

El Barcelona se estaba jugando la liga y la vida sobre el campo e Iniesta seguía calentando con un evidente retraso. Martino paralelo a Aguirre observaba el partido con el simbolismo claro de quien posa con los brazos cruzados y mirada de preocupación. La figura de Martino reflejaba la paradoja física entre su cuerpo y su rostro, entre su preocupación y su tranquilidad. Por momentos da la sensación, como el sábado en Cornellá, de que al técnico argentino se le olvida de que el fútbol es un deporte cronometrado. De que es un deporte pendiente de los caprichos del verde espacio pero también del imperturbable tiempo. Aprecia los partidos como si la manecilla del reloj hubiese quedado suspendida a su antojo consciente de que tarde o temprano el milagro individual llegará para desbordarle de razón.

La entrada de Iniesta en la cancha estaba siendo tan evidente como taponada por el propio entrenador. El futbolista manchego iba a disputar unos minutos a lo largo de la contienda, pero la pregunta era cuántos y cuánto tiempo más iba a durar el duelo entre la tranquilidad corporal del Tata y su cara de preocupación. En qué momento sus brazos entrelazados a la altura del torso iban a ser doblegados por el nerviosismo de su rostro y el de los aficionados culés. La entrada de Iniesta caía por su propio peso a pesar del asincronismo que las decisiones técnicas estaban plasmando sobre el terreno de juego y el tiempo. Viendo los diez primeros minutos del segundo acto ya podía apreciarse la urgencia del cambio, sin embargo Martino en algunas ocasiones parece resistirse al embrujo simplista de la evidencia. Como si le fuese comiendo terreno al partido a cambio de perder el tiempo, esperando un ataque más, un córner más, una posesión más, la próxima vez que salga el balón, en el próximo disparo... Como si sus decisiones fuesen cegadas por una desesperante intuición.

Neymar provocó penalti, Messi marcó y unos minutos después se actualizó el guión. Entró Iniesta que llevaba varios minutos esperando junto al cuarto árbitro y Martino mantuvo diplomáticamente al crack brasileño en su particular infierno sacando del terreno de juego a Pedro. El propósito paternal del técnico culé manteniendo a Neymar en el campo le condujo a cambiarle de banda hasta que fue sustituido por Alexis tres minutos más tardes. Martino concluyó su acto de ingeniería humana como si su trabajo no estuviese expuesto al escrutinio público y como si Neymar no tuviese la capacidad suficiente para discernir entre aspectos puramente técnicos y actos de caridad.
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La conclusión que desprenden los actos de Martino conduce a pensar que está dispuesto a poner en riesgo sus opciones de ganar un campeonato de liga anteponiendo su interés por integrar a un solo jugador. De qué sirve evitar la desmoralización de un solo futbolista si con ello se arriesga a perder la moral del resto. Como si Pedro no fuese joven o de carne y hueso. De qué sirve hacerlo sin sutileza, si el propio jugador es consciente que su permanencia en el terreno de juego se debe a motivos paternalistas y no tácticos o técnicos. Martino, el sábado en Cornellá, restó tiempo a Iniesta y justicia a Pedro con la única obsesión de no desmoralizar a Neymar.
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11 comentarios:

  1. Deulofeu: "Me gustaría jugar en el Barça con Roberto Martínez"— Koldo (@KoldoGurutzeta) marzo 31, 2014

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  2. Deulofeu: "Me gustaría jugar en el Barça con Roberto Martínez"— Koldo (@KoldoGurutzeta) marzo 31, 2014

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  3. Oliver Martínez: "Cristiano no ha dado la talla en los momentos decisivos"

    http://t.co/fnm4o2mI8H— Koldo (@KoldoGurutzeta) marzo 31, 2014

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  4. <a href="https://twitter.com/jjbrotons/statuses/450532790015377408"

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  5. "No se debe confundir la verdad con la opinión de la mayoría." ;)
    ¡Siempre contigo, hermano! pic.twitter.com/wCgs2dZXlF— Álvaro Arbeloa (@aarbeloa17) marzo 28, 2014

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