José Carlos del Coso: Esta es mi opinión y afortunadamente solo tengo una. Le guste a quien le guste y le pese a quien le pese.


1 de septiembre de 2012

Hola Europa, mi nombre es Radamel


A lo largo de mi vida he visto muchos delanteros centro, pero hacía muchos años que no veía uno tan bueno como Radamel Falcao. A Gil Marín y a Cerezo se les podrán replicar innumerables defectos entre los que se encuentra haberle tomado el pelo de forma literal al Atlético de Madrid en múltiples ocasiones, pero a dios lo que es de dios y al César lo que es del César. No sé qué porcentaje de mérito tendrán a la hora de seleccionar a su estrella de turno, lo que es claro y evidente es que lo han hecho con inteligencia en varias ocasiones. En los últimos años el Atlético de Madrid se ha descompuesto temporada tras temporada y se ha rehecho temporada tras temporada. Lo cierto es que el Atlético juega con fuego porque no puede jugar con dinero, y el peligro es máximo cuando caminas descalzo sobre un alambre y al amparo de una red podrida, vieja y demasiado pegada al suelo. No sé si algún día el Atlético caerá precipitadamente porque basa todas sus esperanzas e impone toda su fortaleza apostando siempre a una carta. Aunque en esta ocasión, la carta de Falcao estaba marcada con el sello de la gloria al tratarse de antemano de un jugador excepcional. El día que Falcao se marche, que tarde o temprano lo hará por estar repartido entre el Atlético y un oscuro grupo de inversión, si la estrella de reemplazo sale rana, el equipo caerá. De momento, la obligación del aficionado es disfrutar de una de los mejores futbolistas que ha podido salir de la cartera de Jorge Mendes sin que la operación tenga que oler a la típica putrefacción.