José Carlos del Coso: Esta es mi opinión y afortunadamente solo tengo una. Le guste a quien le guste y le pese a quien le pese.


17 de noviembre de 2012

Por los clavos de Cristiano

¡Hala Madrid! Gritaba Cristiano hace tres años y medio bajo la hipnotizada  mirada de Florentino Pérez. Ochenta mil madridistas coreaban el nombre de Ronaldo con la misma ilusión que unos días antes coreaban el de Kaká. Ambos jugadores iniciaban su paseo por la casa blanca con el objetivo y el deber de llenar el vacío que empezaban a dejar eternos símbolos como Guti o Raúl. El Madridista de a pie aplaudía a sus futuras estrellas con la misma ilusión que un niño de 10 años emplea en escribir la carta a los reyes magos varios días antes de Navidad. Ellos lo pidieron y Florentino se los regaló, con matices, pues el Madrid no los compró a precio de saldo. Cuando Kaká llegó al conjunto merengue, lo hizo agarrado a una etiqueta de jugador extraordinario, crack de talla mundial. Ni siquiera un necio negaría en su momento las cualidades del futbolista brasileño que a la postre no ha tenido la fortuna de mantener. Tres años después, el jugador no está deportivamente amortizado, parece que según el presidente madridista, el activo sí. Son simples errores de personajes advenedizos desubicados en el mundo del fútbol, que olvidan de dónde vienen y no parecen saber adónde van. Es el problema de tener una visión empresarial de un mundillo donde no se compran activos, sino que se fichan personas. No se necesita ser economista para dudar de la rentabilidad económica de esta operación, tan solo se necesita no ser un cegado madridista. De admitir como ciertas las cuentas de Florentino con respecto a Kaká, podría tacharse a Adam Smith de comunista y podría interpretarse como un logro financiero vender al jugador por un solo millón de euros. Si está amortizado ya están tardando, porque Kaká nunca vino y por tanto no volverá.