¿Qué pasaría si el Barcelona con el actual equipo que tiene, tuviese la
misma intensidad que tuvo ayer el Borussia Dortmund? Ya se lo anticipo yo, que
arrollaría a cualquier rival exceptuando al Bayern de Munich e incluyendo al
Atlético de Madrid. Si a la calidad individual de jugadores como Neymar, Messi,
Iniesta o Fábregas se les suministra la misma motivación que anoche demostraron
Reus o Lewandowski y se les reducen los espacios para presionar, estaríamos viendo
el mejor Barcelona de Guardiola. La principal diferencia entre este equipo y el
de hace unos años es que este solo corre cuando corre Messi, y el de antaño pasaba
incluso por encima del astro argentino. El conjunto catalán necesita volver a
imponer ese ritmo infatigable y colectivo que señala a aquellos futbolistas que se
toman un respiro en los partidos. Necesita presionar en ataque, correr más
rápido para correr menos. Volver a empujar desde la defensa a los
mediocampistas hacia la línea de presión y alejarlos del círculo central.
Volver a reducir el terreno de juego a las coordenadas donde el conjunto
catalán acumula el talento. Volver a ser un equipo donde la defensa ocupa el área
de los centrocampistas, y los centrocampistas comparten el espacio de los delanteros.