José Carlos del Coso: Esta es mi opinión y afortunadamente solo tengo una. Le guste a quien le guste y le pese a quien le pese.


26 de abril de 2013

Tiritas en la boca



A esos adores de tragedias ajenas que se pasan la vida entre sonrisas mal articuladas, levantando copas rebosadas con la sangre de sus rivales. A aquellos profesionales que sustituyen los micrófonos por los pompones y la pluma por la bufanda bordada de rencor. A otros que recorren el camino por la vereda del augurio mediocre envueltos en la bandera de los complejos patrios. Los destructores liberados de vergüenza cuyo único objetivo profesional es minimizar las virtudes del rival y ensalzar las que consideran propias. Los que abonan los campos sociales con irrealidades políticamente correctas y distribuyen a precio de saldo sueños pintados de realidad. A todos ellos, que se calzan y visten con los complejos de todos los días y abrazan la botella de la mediocridad, a todos ellos, sírvase esta herida en la frente que se cura en la boca, sírvanse varias tiritas para la cura de humildad.

24 de abril de 2013

Brutalidad alemana, karma culé



Su mano izquierda luce el aniño de casado y sujeta su mentón, tampoco necesita mucho esfuerzo, su cuello está rígido, inmóvil, inerte. La mirada perdida en la inmensidad del terreno de juego, no observa a nadie, ahoga sus ojos en el césped. Su piel blanca contrasta con sus mejillas sonrosadas, su estado de salud parece óptimo. Han pasado varios segundos y no ha movido un solo músculo, ni siquiera un pestañeo incontrolado, retira su mano de la barbilla y conduce su mirada hacia el banquillo, su torso se gira lentamente. Cesc Fábregas le mira con inseguridad y los hombros destemplados, está conmovido, no entiende lo que ocurre. Su esbelta figura abandona la zona técnica lentamente mientras camina pensativo buscando su reposo, todo ha terminado.