José Carlos del Coso: Esta es mi opinión y afortunadamente solo tengo una. Le guste a quien le guste y le pese a quien le pese.


16 de septiembre de 2013

Una sombra en la línea de cal



Existe un lugar en el terreno de juego donde el hombre es la propia medida del hombre, donde los equilibristas muestran su talento sobre una fina línea de cal.  Una zona que se explora en solitario y que reparte aplausos y abucheos de forma personalizada. Allí no hay lugar donde esconderse, no hay refugio para el declive ni para la pobreza física. Muchos lo han intentado antes pero pocos han conseguido civilizar un territorio tan hostil como brillante, tan artístico como extremo. En las bandas el fútbol encuentra su expresión más exagerada de la superioridad que unos futbolistas tienen sobre otros. Nadie se compadece de nadie, los duelos son individuales, talento contra firmeza y velocidad contra paciencia se mezclan eternamente para repartir ridículo y arte de forma equidistante. El antagonismo de un balón indivisible siempre deja un ganador y un perdedor por vivir pegados continuamente a una línea de cal que distribuye éxito y fracaso con la máxima reciprocidad. No hay cruce de miradas porque no hay tiempo, no hay pestañeos porque nadie se fía de nadie. En la banda no hay sitio para futbolistas sin autoestima porque solo se camina de la mano del reproche o del abrazo. En la banda corre, duerme, mora y mata Daniel Alves.