José Carlos del Coso: Esta es mi opinión y afortunadamente solo tengo una. Le guste a quien le guste y le pese a quien le pese.


30 de septiembre de 2013

La piel del dinero o el olor del laurel

Se fue del Inter de Milán y ese mismo año el conjunto de Mourinho ganó la Champions; Lo expulsaron del Barcelona y el conjunto de Guardiola volvió a ganar la orejona; Se fue de la Juventus y seguramente no ganó la Champions el año de su huida porque sancionaron con el descenso al conjunto italiano por corrupción deportiva. La carrera de Zlatan Ibrahimović está marcada por el dinero y por la ausencia de títulos internacionales tanto con su selección como con su catarata de  clubes. El fútbol moderno en los últimos años ha desarrollado una fisonomía que no admite ambigüedades, o ganas dinero o ganas títulos. Tan solo unos pocos equipos en el mundo  muestran la auténtica ambivalencia de ofrecer dinero en abundancia a sus futbolistas y al mismo tiempo asegurar la posibilidad de pelear por los títulos más importantes. Entre estos equipos están el Real Madrid y el Barcelona. Actualmente entre ellos no están ni el AC Milan ni el Paris Saint-Germain. Estos dos últimos conjuntos, que a su vez son las últimas estaciones donde se apeó Ibrahimović permiten ganar mucho dinero y  así mismo, perder mucho tiempo. Del Milan solo queda su historia y su repulsivo presidente, mientras el conjunto parisino se ha convertido en un capricho caro de nuevo rico afincado en el viejo continente. Un equipo anacrónico asentado en un territorio donde quieren imponer el fútbol como si se tratase de Japón o Sudáfrica. Del fútbol francés solo quedan muchos recuerdos y pocas aspiraciones.