José Carlos del Coso: Esta es mi opinión y afortunadamente solo tengo una. Le guste a quien le guste y le pese a quien le pese.


20 de abril de 2012

Todo sobre el clásico

La hora de la verdad

Apenas se distinguían unas grietas de otras en sus atormentadas manos mientras de reojo miraba continuamente un pequeño reloj de bolsillo que reposaba sobre una mesa de piel caoba. Cada giro de manecilla era correspondido con una desconfiada mirada porque la hora de la verdad se acercaba. Con un golpe de muñeca casi automático, cogió el reloj, se puso la chaqueta y se apoderó del tiempo. Llegó el momento que tanto estaba esperando…

Apenas han pasado dos meses y ya tenemos ante nosotros la enésima batalla por el fútbol mundial que día tras día se juega en nuestro país pero que solo de cuando en cuando se resuelve. Dudas, temores y opiniones pasarán a un segundo plano porque el balón echará a rodar dando razones y destruyendo mentiras bastardas con intereses creados. La salsa rosa del fútbol dejará paso durante hora y media al fútbol sin que nadie pueda manipularlo, voltearlo, ni manejarlo a su antojo. Durante ese tiempo solo habrá dos testigos por persona, sus oídos y sus ojos, porque durante ese tiempo nadie podrá empañar una realidad tan dulce o salada como cierta.



El fútbol club Barcelona afrontará la batalla por el cetro temporal de los elogios con una nube de sensaciones positivas que va escalando peldaños a cada partido que juega y a cada frustración que destierra. Estoy convencido de que Guardiola no va a variar en absoluto los planteamientos que ha seguido hasta ahora y que le han permitido disfrutar de un currículum directo envidiable forjado a base de inteligencia y valentía cada vez que ha tenido que medir sus fuerzas a las del eterno rival. Aunque en futbol la cobardía se suele pagar al precio de los diamantes, también podemos interpretar que no hay nada más cobarde que ser valiente cuando se tiene tanta superioridad. Absolutamente prisionero de la intuición, he intentado en varias ocasiones imaginarme, sin éxito, un once del Barcelona diferente a este: Valdés, Puyol, Piqué, Mascherano, Alves, Busquets, Xavi, Fábregas, Iniesta, Alexis y Messi.



Más complicaciones aparecen cuando uno intenta aventurar un once titular en el Real Madrid porque su entrenador ya lo ha intentado casi todo y no ha logrado casi nada positivo. Quede por sentado que la cobardía o atrevimiento que pueda tener un entrenador no descansa tanto  sobre la alineación como lo hace sobre la disposición en el verde tapiz. Hasta el momento desde que Mourinho se frota la barriga en los partidos frente al Barcelona, el Madrid solo ha intentado producir fútbol cuando se ha sentido acomplejado en el Marcador. Podemos citar alguna excepción como el último partido de liga donde los merengues soltaron manguerazos de juego, presión y nostalgia por el balón al comienzo del encuentro en una cínica declaración de intenciones que a la postre se fue consumiendo con el marcador a favor y con el físico en contra. No obstante y bajo mi arriesgada opinión con el portugués en el banquillo, permítanme jugármela casi a cara o cruz y apostar, que no desear, por la siguiente alineación: Casillas, Coentrao, Pepe, Ramos, Arbeloa, Khedira, Alonso, Cristiano, Di María, Kaká y Benzemá.



Cada vez que el Madrid se enfrenta al Barça, dispone de una oportunidad muy buena para ganarle, pero me da la sensación de que el conjunto merengue pide un cetro que no se entrega con una victoria en el último minuto y de penalti injusto. El cetro mundial del fútbol se consigue día a día y no en una noche. A diferencia de los títulos o puntos el poder del futbol mundial se hila en cada partido, o más aún, en cada jugada, y en una noche como la que nos espera solo cabe bordarlo, mimarlo y en algún caso prestarlo. Bien haría el Real Madrid en ganar el partido, sacar los tres puntos y sentenciar la liga porque con una derrota de por medio puede empezar a desaparecer el suelo bajo los pies.

A primera vista pudiera parecer que el Barcelona juega con el viento a favor en la corriente de sensaciones. Montados a lomos del estaus quo de final de temporada, da la impresión de que el equipo culé ha intentado evitar las adversidades físicas que por estas fechas ya vivieron la pasada temporada. Con un año cargado de rotaciones y obsesionados por evitar lesiones o bajos estados de forma, se puede interpretar que el conjunto catalán ha orientado todos sus esfuerzos en mantener intacta la parcela física en estas fechas que tantos dolores de cabeza le dieron el año pasado. No olvidemos que hace un año se jugó la temporada con un equipo cogido por alfileres y varios jugadores entre algodones.

Los nostálgicos de las reacciones bañadas en fuentes de historias ya no poseen campo abonado para sus pretensiones. Pocas veces hemos sido testigos de situaciones como la que tenemos a la vuelta de la esquina ya que en este caso es diferente. Se da una situación tan particular como rara porque el perseguidor, en este caso el Barcelona, es el favorito para llevarse la victoria; sin embargo parece un favoritismo paradójico porque el Madrid llega con ventaja suficiente y con el tiempo a favor pero con el viento en contra. Sería muy difícil por tanto hacer un pronóstico para un partido tan diferente como inédito.

Lo que si podemos es intentar equivocarnos en las reacciones una vez que se apague el marcador. No sé si Mourinho aún tendrá fuerzas y ganas suficientes para encender la hoguera de los desvaríos antes del partido o de auto flagelarse durante el partido tácticamente como ya ha hecho en varias ocasiones. De lo que no me cabe ninguna duda es que, aún traumatizado por aquella mano, tendrá bien engrasada y atornillada la máquina de la imaginación para regalar excusas y vender debates para todas las orejas que los quieran comprar si se produce una derrota.