José Carlos del Coso: Esta es mi opinión y afortunadamente solo tengo una. Le guste a quien le guste y le pese a quien le pese.


7 de noviembre de 2012

Peligro, Cristiano no va a lanzar

Empieza a situar el balón justamente donde el árbitro se lo indicó. Su mirada está concentrada mientras lo acomoda. No hay nadie a su alrededor, no expresa ninguna inquietud por lo que le rodea, es una gran oportunidad porque la distancia es aceptable. Mientras tanto, el árbitro cuenta nueve pasos y aleja la barrera de adversarios. Sus compañeros le observan desde una distancia prudencial, nadie se atreve a molestarle. Él aún continúa mirando la pelota, su cuerpo está inclinado sobre ella y sus brazos extendidos la sitúan sobre el suelo. La pierna de un compañero se acerca por la zona izquierda, es la de Xabi Alonso, la observa de reojo sin levantar la mirada. El portero todavía está colocando la barrera sin ninguna medida excepcional, es la rutina. Empieza el ritual: Coloca el pie izquierdo junto al balón, el derecho lo retrasa a una posición natural, vuelve a mirar el esférico y levanta la cabeza, obtiene una visión general de la situación; retira la pierna izquierda del perímetro de la zona de golpeo y se vuelve cinco pasos hacia atrás; piernas abiertas, brazos en jarra y vuelve a mirar la portería, comienza la carrera de golpeo mirando al suelo; los adversarios que componen la barrera extienden las palmas de su manos para intentar cubrir con sus extremidades superiores la máxima extensión de su cuerpo, sus genitales o su cara corren peligro, saben que hay un 99 por ciento de posibilidades de que el balón les golpee con dureza.