José Carlos del Coso: Esta es mi opinión y afortunadamente solo tengo una. Le guste a quien le guste y le pese a quien le pese.


29 de junio de 2012

Botellazo a la Cibeles


La historia ya hace tiempo que dejó de tener cualquier tipo de interés porque siempre se repite en ciclos. Liberados de la emoción que podría ofrecernos el pasar del tiempo, el futuro ya no tiene ningún tipo de emoción por ser tan repetitivo. Volverán las chaquetas de cuero, la coleta en los hombres y ya hace un par de años que podemos apreciar la melena corta estilo años setenta en los niños pijos. Malos días para  Rappel, Octavio Aceves o Lola Montero. Los ciclos de la historia les acercan a las puertas del INEN.
 
Dos siglos hemos esperado para que José I Bonaparte, castizamente conocido como Pepe Botella haya encontrado su homólogo contemporáneo en la no menos castiza y colega de apodo por apellido, Ana Botella. Ambos personajes comparten otras muchas cosas además de la apariencia física y el apellido castizo. Mientras el abogado gabacho fue elegido a dedo por su hermano como responsable del gobierno en España a principios del XIX, la abogada madrileña fue elegida por el dedo de su marido para gobernar Madrid a principios del XXI. Ni el uno ni el otro olieron una urna electoral para ocupar los cargos de responsabilidad y ni uno ni otro eran precisamente aclamados por el pueblo al que caudillaban. Mientras Pepe Botella adoptaba su segundo apodo como Pepe Plazuelas por tirar iglesias en Madrid para levantar plazas en su lugar, la inflamable alcaldesa madrileña arroja a la basura el equilibrio sentimental de la selección española queriendo celebrar su triunfo o su derrota en la plaza de la Cibeles. Demasiadas coincidencias para no permitirse prescindir de los servicios de Rappel en los años venideros. La historia se repite demasiado, adiós al Tarot.