José Carlos del Coso: Esta es mi opinión y afortunadamente solo tengo una. Le guste a quien le guste y le pese a quien le pese.


24 de abril de 2013

Brutalidad alemana, karma culé



Su mano izquierda luce el aniño de casado y sujeta su mentón, tampoco necesita mucho esfuerzo, su cuello está rígido, inmóvil, inerte. La mirada perdida en la inmensidad del terreno de juego, no observa a nadie, ahoga sus ojos en el césped. Su piel blanca contrasta con sus mejillas sonrosadas, su estado de salud parece óptimo. Han pasado varios segundos y no ha movido un solo músculo, ni siquiera un pestañeo incontrolado, retira su mano de la barbilla y conduce su mirada hacia el banquillo, su torso se gira lentamente. Cesc Fábregas le mira con inseguridad y los hombros destemplados, está conmovido, no entiende lo que ocurre. Su esbelta figura abandona la zona técnica lentamente mientras camina pensativo buscando su reposo, todo ha terminado.