José Carlos del Coso: Esta es mi opinión y afortunadamente solo tengo una. Le guste a quien le guste y le pese a quien le pese.


4 de abril de 2014

Con los niños no se juega



Aquellos que consideren los problemas burocráticos del Barcelona como el resultado de una conspiración engendrada desde Madrid, están dando categoría de veracidad posible a las conspiraciones opuestas. La existencia del Villarato y demás abusos de poder y juego sucio de los que ha sido acusado el club catalán en los últimos años podrían encontrar un espacio regado con el beneficio de la duda si se sigue alimentando desde la ciudad condal la teoría de la conspiración o la mano blanca contra el futuro de la entidad. Si aceptamos que el grado de putrefacción del mundo del fútbol y la justicia llega al extremo de pensar que Florentino Pérez aprieta la corbata de Blatter o invita a cafés en la Audiencia Nacional y la Agencia Tributaria, también deberíamos considerar la posibilidad de que el Barcelona tenga un poder recíproco en la UEFA, la RFEF o los tribunales catalanes. A falta de pruebas y de lógica democrática en sendos casos, el sentido común solo puede conducir a rechazar ambas teorías por la ausencia de la evidencia.