José Carlos del Coso: Esta es mi opinión y afortunadamente solo tengo una. Le guste a quien le guste y le pese a quien le pese.


2 de abril de 2014

Como si se rebelase la Masía



Que el Barcelona no pueda contratar a ningún jugador hasta el próximo año solo puede interpretarse como un regalo al club teniendo en cuenta la directiva que lo acaudilla y el director deportivo de quien depende. Más que un recurso de alegaciones contra la decisión de la FIFA, el presidente culé debería hacerle llegar a Josep Blatter una carta de agradecimiento escrita de su puño y letra por limitarle el poder de decisión y devolverle al camino correcto en la política de contrataciones. El Fútbol Club Barcelona estará obligado en los próximos meses a realizar un acto de contrición forzosa al tener que elegir el punto donde quiere seccionarse la libra de carne para redimir sus pecados.

El minuto 70



Gerardo Martino ha debido de dormir muy poco la pasada noche, le presupongo encogido bajo el edredón con sudores fríos y pesadillas inconexas con el resultado de su equipo. Ayer, durante el partido, se vio obligado a realizar una sustitución antes del minuto setenta. Gerard Piqué daba un espaldarazo sobre el terreno de juego cuando solo se habían disputado diez minutos y el Barcelona tuvo que introducir a Bartra en el campo, un hombre sin nombre, pero en definitiva un hombre. El problema no era la sustitución en sí, no era la pérdida de Piqué y la presencia del joven Bartra, el problema es que había de producirse antes del minuto setenta, lo que sin duda ha debido significar un auténtico sacrilegio en la mente del entrenador culé. No se me ocurre ningún motivo lógico para que el Tata intente evitar por todos los medios las sustituciones de carácter técnico antes de ese fatídico minuto. Quizás el minuto setenta simbolice una barrera supersticiosa en el entorno del preparador argentino, otro polo verde pistacho despojado del cuerpo y aplicado al juego. Quizás si Piqué hubiese volado sobre Diego Costa en el minuto setenta y uno, Martino podría haberse evitado una noche de perros con toallas húmedas en la frente y vasos de agua sobre la mesita.