José Carlos del Coso: Esta es mi opinión y afortunadamente solo tengo una. Le guste a quien le guste y le pese a quien le pese.


6 de septiembre de 2012

CR7, las cosas que nunca nos atrevimos a publicar


La tristeza que estos días embarga a Cristiano Ronaldo y que no ha logrado arrancar un suspiro del madridismo, lejos de obtener empatía, solo le ha servido para recibir mofa y una buena dosis de demagogia barata. Yo pienso, cuestiones del idioma, que el portugués no eligió bien la palabreja, que por vulgar y por amplitud semántica deja muchos flecos y mucha mala uva por el camino. Quizás si Cristiano hubiese nacido en las Islas Canarias en lugar de Madeira, hubiese usado una palabra más precisa y sería presa más difícil del látigo de  las connotaciones. En lugar de tristeza, el diccionario de María Moliner podría haberle sugerido la palabra incomodidad, disgusto, amargura, o aflicción. Sin embargo, lo que yo creo que es fruto de la improvisación emanada en el tiempo que un tío tarda en recorrer el camino desde la ducha a la zona mixta, desembocó en un estado de ánimo embargado por el pesimismo y definido por el propio sujeto como tristeza. El resultado hubiese sido el mismo, especulación basada en información nunca publicada, pero la dosis de mofa se hubiese reducido considerablemente por no hablar de la demagogia.