Yo tengo el poder

De Messi gusta hasta su forma de lanzar los penaltis con ese suave toque zurdo que tiene acariciando la pelota sin estridencias. Apenas toma carrera y rara vez levanta la cabeza para mirar al portero. Sus ojos se centran en el balón a unos tres metros, que descansa humillado ante él, deseando ser golpeado por quien mejor lo trata del mundo. Todo lo hace con tal sutileza que parece imposible que de su pie salgan semejantes cañonazos ajustados a los postes. Su margen de error solo depende de sus botas, no hay margen de acierto para los guantes del portero. El balón entra limpio y recto hasta estamparse contra la red recorriéndola por completo en su parte lateral dibujando una efímera comba, como movida por el viento.

De Messi no se sabe si es el centrocampista con mayor capacidad goleadora sobre la tierra, o si es el delantero con la mejor visión de juego para dar asistencias de gol. Ninguna vez en la historia ambas cualidades habían convivido con tal nivel de perfección en una misma persona. El terror que provoca en los rivales es directamente proporcional al tamaño de su talento. Messi actúa sobre el campo como una cámara fotográfica que retrata todos los miedos, todas las limitaciones y obsesiones de sus adversarios. Su habilidad para humillar a los rivales ya no es tan destacable porque es  demasiado frecuente. Si te cruzas en su camino, no corres ningún riesgo, no hará nada que no le haya hecho a los mejores. Los defensas solo son daños colaterales de una manera genuina de ver el juego, el fútbol y la vida. Su presencia carece de sentido porque intentan parar aquello que no se puede parar e intentan perseguir aquello que es inalcanzable. Porque Messi tiene el poder para matarte con un pase, con un rechace, con un regate o en una carrera. Todos se enfrentan al Barcelona con el particular objetivo de que no se produzca un hecho tan peligroso como un cuchillo astillado y tan inevitable como la niebla en Londres, que el diez se tope con el balón. A veces da la sensación de que Messi es tan distinto que en lugar de perseguir el balón, es el balón quien le persigue a él.

Messi está rodeado de los mejores futbolistas del mundo y su poder es tan particular que ni siquiera Iniesta, Xavi o Neymar se atreven a atacar las murallas del rival si él no está. Si se ha quedado rezagado se le espera, si corre a una distancia prudencial se le observa, si lleva el balón en los pies, se le aplaude. Es él quien provoca los pases con sus desmarques y es él quien provoca los desmarques con sus pases. Hay ocasiones en que el equipo azulgrana parece una imagen estática que trasmuta en un hormiguero de movimientos cuando el astro argentino recibe el balón. Como si el mundo estuviese pausado cuando Messi está alejado del juego y todo se activase mágicamente cuando entra en contacto con el balón. Su visión es tan precisa que jamás pasa a quien se halla en fuera de juego y jamás recibe la pelota si se encuentra en el.

Messi es el mejor futbolista de toda la historia conocida y a veces da la sensación de que ni siquiera le importa. Tiene el poder de marcar tres goles en el Bernabéu y ni siquiera hablar ante los medios tras el partido para recordar a los despistados que ha sido él. Es tal la superioridad que tiene sobre los demás que ni siquiera se vanagloria de ella. Tiene el poder de avergonzar a las estrellas locales sin ni siquiera dirigirles la palabra ni la mirada. Messi es tan bueno porque quiere al juego más que a sí mismo. Porque no busca agradar a los demás más que a sí mismo y porque nunca ha buscado la gloria, sino que la gloria le ha encontrado a él.

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"porque Messi nunca ha buscado la gloria, sino que la gloria le ha encontrado a él" http://ctt.ec/vf63u+

"Messi tiene el poder de avergonzar a las estrellas locales sin ni siquiera dirigirles la palabra ni la mirada" http://ctt.ec/IUB63+