José Carlos del Coso: Esta es mi opinión y afortunadamente solo tengo una. Le guste a quien le guste y le pese a quien le pese.


23 de noviembre de 2012

Botas de tacos o mocasines de piel

Cuando el fútbol era un deporte reservado a mitos con botas alejado de dogmas tribales amparados por la ciega fe. Barcelona y Real Madrid se separan en mitad del camino que les ha llevado a elegir entre uso de razón o religión, entre botas de tacos o mocasines de piel.

Si de algo se han librado Madrid y Barça en su centenar de años ha sido de mitos burocráticos al estilo Caneda, Jesús Gil o Ruiz de Lopera. La mayor diferencia entre los dos grandes de la España futbolística y el resto de equipos no ha sido nunca la económica, ni la mediática ni la capacidad de influencia, ni los títulos ni los arbitrajes. El acceso al sancta sanctorum de clubes de tal tamaño y repercusión ha sido la distinción más notable entre los dos y el resto. Ramón Mendoza en 1985 tras ganar sus primeras elecciones decía que “ser presidente del Real Madrid es más importante que ser ministro”. Merengues y culés eran considerados la civilización ante la tribu, anteponían los medios a los fines y el orden al descontrol. La masa social de ambas entidades siempre han mantenido un derecho y un deber en el preámbulo de una constitución no escrita: El derecho a disfrutar del mejor fútbol y el deber de revisar diariamente un decálogo de valores impecables. El socio o el sosi trasmutado en centinela del club. Hubo una época en que los presidentes de turno dormían tranquilos porque sus peores enemigos velaban por la entidad.