José Carlos del Coso: Esta es mi opinión y afortunadamente solo tengo una. Le guste a quien le guste y le pese a quien le pese.


15 de octubre de 2012

La ley del creyente

Estaba de pie frente al periodista que acercaba el micrófono a su boca. En una mano el balón de oro y la otra aún la contenía cerrada con fuerza por la enorme victoria de aquella noche. Había conseguido lo que más le gusta, un reconocimiento individual, el más importante y a la vez el primero que otorgana la FIFA a un técnico. Llegó en avión a última hora, su presencia en la gala no se había confirmado hasta que no le confirmaron su victoria. Ya era de noche en Zúrich cuando un Mourinho excitado por el trofeo espetó en el micrófono de aquel periodista: "un Balón de Oro en manos de Messi siempre está en buenas manos". El técnico luso ya no tiene que agitar su mano delante de su nariz para quitarse el “mal olor” del argentino. Su desprecio personal se transforma en halago profesional, le ha visto de cerca, le ha impresionado y se rinde a la evidencia. Aún retumban esas palabras en mis oídos: Siempre, siempre, Messi, siempre, en buenas manos, siempre, siempre, siempre...