José Carlos del Coso: Esta es mi opinión y afortunadamente solo tengo una. Le guste a quien le guste y le pese a quien le pese.


25 de junio de 2012

Tratamiento chocante

Es difícil comprender qué demonios estaría pasando por la cabeza de Fernando Llorente mientras veía calentar desde el banquillo al Fernando malo de la selección. No quiero ni arriesgarme a intuir qué pensaría Llorente mientras Torres recorría con un peto la banda de un lado para otro ante sus ojos. Como tampoco debe ser de buen gusto para el delantero centro Navarro, ver a Fábregas darle el testigo para que siguiese con su calentamiento ya dentro del campo el resto del partido. Llorente ha sido este año el alma mater del Athletic, el punto de referencia y el jugador que ha llevado el peso de la temporada del equipo vasco sobre sus anchas espaldas. Quizás nos encontremos ante el mejor rematador de cabeza de Europa y a eso hay que sumarle su facilidad para el juego de asociación, el dominio del juego por bajo y el poder físico en su eterna lucha con los centrales del equipo rival. Tales son las virtudes del jugador navarro que se ha convertido en el claro objeto de deseo de Mourinho y en una cara solución deseada para los atascos del Barcelona. Llorente ha tenido que ver cómo se hace inservible su temporada en el Athaletic con 28 goles marcados en 53 partidos a costa de los 11 goles en 49 partidos con el Chelsea de ese jugador que solo sirve para crear ocasiones y al que su fama no solo lo precede, sino que también le sucede.