José Carlos del Coso: Esta es mi opinión y afortunadamente solo tengo una. Le guste a quien le guste y le pese a quien le pese.


12 de diciembre de 2012

Ramos: la leyenda, urbana


Desde que el Real Madrid ha sufrido una auto-descapitalización de ídolos, Sergio Ramos ha decidido coger con fuerza una bandera con dos franjas: La mitológica y la idiota. La sensación más extendida se basa en que ocupa un lugar que no le corresponde, pues vio un vacío de carisma y allí se coló o lo colaron por la fuerza. Ni el talento, ni el carisma, ni tampoco la personalidad se adquieren por antigüedad. Las dotes de líder no las da un brazalete de capitán o el pago de una comida de hermandad. Echaron a patadas a Fernando Hierro, se quitaron de encima a Raúl y agradecieron la marcha de Guti. Ante ese vacío de liderazgo, Ramos solo tenía que elegir quien quería ser, el defensa camero eligió ser Fernando Hierro por cuestiones ligadas a la falta de talento puro sobre el césped. De tanto repetir que Ramos habría de ser el sustituto del capitán malagueño a todos los efectos, parece que incluso existe la posibilidad de que el chico se lo haya llegado a creer.
Dentro del terreno de juego, Sergio Ramos es un lateral temeroso y un central interesante. Fuera del campo empiezan a acumularse sus limitaciones. Fuera del césped se las recordó Piqué en unas desafortunadas declaraciones precedidas de un gesto evitable durante un partido. Dentro del Césped se las recuerda Leo Messi cada vez que se enfrentan. Desde hace algún tiempo ha decidido alternar los numerosos errores que comete durante los partidos con la gran cantidad de idioteces que escupe  fuera de ellos. Ha decidido proclamarse rey de los indignos, que no de los indignados.
No se puede pretender que te tomen en serio en el mundo del fútbol si nadie ha advertido tu esputo a Diego Costa y luego sales a zona mixta reclamando cámaras  para diseccionar las acciones del jugador atlético. Como si sus propias acciones fuesen invisibles a los planos de Canal Plus. O acusar a Ballesteros de violento teniendo a Pepe de compañero o cuando tú mismo agrediste a Puyol e intentaste hacer algo similar con Xavi Hernández. Solo una mente distraída podría dar por buenos tres puntos después de una victoria en una eliminatoria de Copa del Rey, o incluso dejar caer el trofeo para que lo atropelle el autobús. O considerar Basket y baloncesto deportes diferentes. Tampoco es una buena idea llamar feo a un adversario cuando tus conquistas amorosas se pueden cuantificar con los dígitos de una cuenta corriente. La última estupidez del central madridista ha sido, no reclamar que le arbitren bien, sino pedir que al Barcelona se le arbitre mal. Y todo ello sin tener el más mínimo rubor en recordar que tan solo hace unos meses ha levantado una liga que ha sido volteada a golpe de silbato federativo y al son de los “quejíos” madridistas. Más aún cuando la mayoría de acciones polémicas que beneficiaron a su equipo le tuvieron a él mismo como protagonista. Alguien debería recomendarle en el Real Madrid que se olvide de la figura de Fernando Hierro, que también existe la figura del líder silencioso.
Sergio Ramos tan solo es un seguidor de modas con un disfraz tradicional. El siglo veintiuno destierra al torero y la tonadillera en favor del futbolista y la periodista. El artista andaluz sin arte pero andaluz, que como mandan los cánones ha de codearse con toreros, flamencos y flamenquitos. Un requiebro por allí, un caballo por allá y en medio Twitter. El central camero no quiere ser Sergio Ramos, le vale cualquier otro. No cree ser lo que quiere ser pues su filosofía vital muestra sus dos caras como esa bandera con dos franjas: La falsedad mitológica y la verdad idiota. Para ser un mito del fútbol tienes que alimentar tu supremacía deportiva con carisma mediático. Ramos quiere ser talentoso, quiere ser guapo y quiere ser excéntrico porque es lo único que se espera de él. Un mito a la fuerza que olvida sus defectos y falsea sus virtudes. Un jugador de leyenda urbana y capote taurino prestado en las celebraciones cuyo único objetivo es ser lo que fueron otros en un intento frustrado de acapararlos a todos a la vez. Si falla la puesta en escena con el capote raulista quizás salgan bien las broncas impulsivas de hierro, el pedigrí de las novias de Casillas o las relaciones artísticas de Juan Gómez “juanito”.
Quien no sabe de dónde viene no sabe ni adónde va. Sergio Ramos viene de Sevilla y allí es dónde se quería retirar, al estilo Gordillo con el Betis. Vida madrileña bañada en faldas, esmaltada a base de coches caros, y compartida con famosos de dudosa reputación. Jamás será profeta en su tierra como lo fue el defensa bético porque Gordillo se fue del Betis llorando y Ramos se fue del Sevilla sonriendo. Por fin entra en la casa del libro con una cámara de fotos bajo el brazo. Da un paso más con un álbum de fotos reseñado por Enrique Ortego, y se completa la leyenda urbana para dar otro giro de tuercas y optar por retirarse en el Madrid. Como si dependiese realmente de él. Ramos no se retirará en el Sevilla, no porque él no lo desee, sino porque no hay ni un solo sevillista que le guarde el más mínimo aprecio. Poca naturalidad se puede esperar de un futbolista que se ha creído madridista a fuerza de repetírselo continuamente delante de un espejo: “Soy madridista ¿qué eres Sergio? Madridista, soy madridista, madridista, madridista...“ Madrileño con pedigrí artificial y sevillano de temporá. Los mitos nacen y René Ramos, su hermanísimo y representante ha querido hacer de su representado un ídolo artificial que tiene que poseer club de fans, ser un guapo a golpe de bisturí, ser Capitán, tener amigos toreros, domar caballos, grabar canciones y levantar faldas famosas por “cojones”. Aún tiene tiempo para dejar de jugar a ser Hierro, Raúl o Gordillo, aún le queda carrera suficiente para arriesgarse a ser simplemente Sergio Ramos.

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6 comentarios:

  1. Sergio Ramos es un lobo con piel de cordero. Yo también le veía algo raro a este tío, en su comportamiento. Testigo, has clavao lo que yo no sabía explicar.

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  2. Simplemente siendo un artículo sobre uno de Sevilla, Ole, ole y ole.
    No se puede decir más en tan poco espacio

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  3. No me entretengas con estas cosas, que estoy escribiendo mi libro . Amigo, aquí cualquier tonto hace relojes. Estupendo articulo. Enhorabuena.

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  4. Fenomenal, testigo, un buen resumen del defensa blanco. El que de pequeño a veces jugaba a basket y otras a baloncesto.

    Te dejo mi nuevo hilo. Va de errores arbitrales, pero "para bien"

    http://unblogmuycule.blogspot.com.es/2012/12/equivocarse-para-bien.html

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  5. ¿No ser o no ser, dices, pisha? Oye, pues sí que es un problema, ahora que lo pienso.
    Tu me quieres liar. Yo sé muy bien lo que soy: soy el Sergio, desde pequeño.Te voy a dar una prueba: cuando jugaba con el Navas y el Puerta aquellas partidas de la carta más alta,  siempre me decían: "No pienses más la jugada, Sergio. Tira ya". ¿Lo ves, listillo?Y el entrenador aquel que hablaba raro, el Banderley. Le pregunté cómo debía tirar los penaltys y me dijo: "¿Cuál es la forma más tonta? ¿A la Panenka? Pues tú tiralos así, Sergio, y espabila".Ahí te he demostrao.

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  6. Este no lo había leido y realmente la has clavado con este elemento, incluso creo que has sido benigno... Gran post! si señor...

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