José Carlos del Coso: Esta es mi opinión y afortunadamente solo tengo una. Le guste a quien le guste y le pese a quien le pese.


11 de diciembre de 2012

Los ateos de Messi


El dios argentino sigue convirtiendo los records en pequeñas anécdotas. El fútbol de antaño empieza a desaparecer bajo los pies de Messi. De las hazañas ancestrales del fútbol empieza a no quedar nada tras el paso del jugador culé por este deporte. Dios o humano, ateo o creyente son las únicas perspectivas que le quedan al aficionado por elegir ante el juego del futbolista culé.

Dicen que las personas religiosas son más felices que las ateas. Lo dijo Andrés Clark y Orsolya Lelkes en un trabajo titulado: "Libéranos del Mal: La religión como el Seguro". Los ateos se encuentran peor preparados para afrontar los golpes de la vida y tienen un mayor sentimiento de culpa cuando a su alrededor ocurre una desgracia. La religión dota a sus creyentes de esperanza y sosiego porque delegan sus responsabilidades y culpas en un ser superior. Depositan su miedo, su valentía, sus desilusiones e ilusiones, sus amenazas y sus oportunidades en los designios de dios. Quien reniega de Messi, reniega de dios y quien reniega de dios reniega de la felicidad.

Lo que a los creyentes nos hace feliz, a los ateos del fútbol de Messi les hace desgraciados. Escojan ustedes, pueden ser feligreses de Messi o ateos de dios. Puedes encontrar la felicidad instantánea de ver a Messi jugando en un campo de fútbol o puedes hallar una úlcera constante en medio de una tertulia televisiva. Amarle, o negarle, que es lo mismo que odiarle. Si estás desempleado, reza en dirección al Cam Nou; si tu mujer te dejó, mira su foto con Argentina; si has perdido a un ser querido observa su juego. Ni te dará trabajo, ni devolverá una mujer a tus brazos, ni resucitará a nadie, pero al menos te hará olvidar que ni tienes trabajo, ni mujer, ni ser querido.
Messi es un dios cuya misión principal es hacer felices a los demás. Un dios en cuya cara convive la mirada de un niño malo y de un padre bueno. La pulga argentina es lo que todos quisimos ser de mayor. Cada jugada imposible que de niños soñábamos hacer, las hace él por nosotros. Cada regate imposible, cada asistencia milimétrica, cada control de balón cosido al pie, cada lanzamiento de falta con querencia por la escuadra, cada desmarque fugaz, cada vez que mira el balón, cuando aterroriza a los centrales, cuando amenaza al portero, cuando salta o se escurre, cuando marca; en definitiva, cada vez que juega siempre juega en él una parte de nosotros porque todos en algún momento de nuestras vidas tuvimos la esperanza de ser tan buenos como él. Alivia nuestra nostalgia y mutila nuestro sentimiento de culpa por no haber podido hacer más en las carreras futbolísticas que tienen todos los niños del mundo y que empiezan con solo tres años. Al ver a futbolistas mortales y terrenales a veces tienes la sensación que si te lo hubieses tomado más en serio tú también podrías haber llegado a la élite del fútbol mundial. Después de ver jugar a Messi, acaba ese martirio. Ya no hay esperanza porque la única esperanza es él. Nuestras grandezas individuales que un tiempo atrás quedaron aparcadas en la puerta de una discoteca o en la biblioteca de una universidad son ahora grandezas colectivas que siempre terminan en las piernas de Messi.
Los que creemos en Messi somos más felices porque estés en España, Alemania, Brasil o Argentina sabes que un par de veces por semanas tendrás barra libre en el bar de la felicidad. Me preocupan tanto esos ateos de dios que niegan con el corazón lo que no pueden negar con el cerebro, que llegan a provocar cierto ademán compasivo en mi interior. Dentro de treinta años habrá 30 millones de nuevos nietos, y nuevos abuelos también ¿Qué les contarán aquellos que osaron no creer en dios? ¿Les dirán a sus nietos que Messi no es dios porque dios no escupe o que dios no riñe con otros compañeros o que dios lanzó un balón a la grada del Bernabéu? ¿Mandarán a sus nietos al colegio con el trauma por trasmisión oral para que sean el “hazmereír” de la clase donde cualquier otro chico acabará contándole la verdad? A los incrédulos les dirán que Xavi o Iniesta eran mejores, les engañarán diciéndoles que también eran dioses, pero tarde o temprano descubrirán que más que dioses eran ángeles cuya única misión en la vida fue acompañar de forma divina los actos de dios.
Para creer en Messi no se necesita el amparo de la fe, ni dogmas, ni reuniones religioso-terapéuticas, tan solo se necesita vista, gusto y un poco de sentido común. Se puede creer en Messi en solitario o en compañía, con expertos o con novatos, entre niños o entre viejos. La experiencia ha demostrado la existencia de dios porque él no fulmina a nadie con rayos, los fulmina con un balón; él no manda plagas, manda al fisioterapeuta; no arrasa ciudades enteras, desquicia a equipos por completo; él ni te ama ni te odia, solo te hace sonreír; No separa las aguas del mar, separa a las defensas; él no rompe estados, rompe cinturas; Tampoco es omnipresente, pues solo aparece con un balón sobre el césped; su templo es su estadio y el de su rival. Nadie sabe con certeza si habrá más dioses repartidos por el mundo, pero Messi es el único dios que ha demostrado de forma razonable su propia existencia.
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8 comentarios:

  1. El artículo desde luego es brillante. Cada vez hay más conversos que están perdiendo su cegera.

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  2. Impresionante JC: "él no manda plagas, manda al fisioterapeuta; no arrasa ciudades enteras, desquicia a equipos por completo"

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  3. Verdades muy poéticas.

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  4. Muy buenos como siempre los artículos que hacen pero espero que el logo "último artículo publicado" no signifique que se van. Sería una lástima no volverlos a leer porque son a las crónicas futboleras lo que el Barça es al futbol.

    Abrazos y gracias

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  5. No nos vamos. El sello refiere a que es el último artículo que se ha publicado, al más novedoso.
    Saludos y agradecemos tus palabras.

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  6. Eso faltaba, que nos quedaramos sin el blog de el  ttestigo(ahora folios de futbol).

    Genial la comparacion. Algun dia podremos decirles a nuestros nietos que vimos jugar a Messi cada semana. 
    Ayer lo comentaba yo en mi blog, pero evidentemente con menos habilidad.

    Un abrazo, testigo. Sigue siendo afilado y valiente
    http://unblogmuycule.blogspot.com.es/2012/12/records-y-sufrimiento.html

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  7. Pues no, Testigo. Discrepo de la mayor. Los que creen en los dioses tienen  muchos boletos de la rifa de la infelicidad, debido a que fían sus problemas a oraciones, devociones y escapularios, en lugar de poner remedios materiales y materialistas para solucionarlos.



    Observa mismamente lo mal que le va al Madrid en los últimos tiempos a causa de su fe religiosa. No siembra ni labra para el futuro, igual que los pajarillos del cielo y los lirios del valle, pues su esperanza está entera en los milagros del Ser Supremo y sus ángeles de uniforme negro.

    Podría diseñar un estilo de juego, podría fundar masías o, por lo menos, noviciados, pero el Madrid, talibán en su fe, abomina de esas prácticas impías propias de clubs descreídos, herejes y separatistas.



    Me da tristeza desconfiar de la eficacia de los rezos, que tan entrañables recuerdos infantiles me despiertan, pero hemos de pensar como caballeros adultos y modernos.

    Bien claro lo dejó el estudio de Francis Galton sobre la familia real inglesa. Pese a que diez millones de británicos oran cada domingo por su salud, sus majestades no presentan un cuadro clínico superior a la media, al contrario, incluso muestran algunas dolencias hepáticas de difícil diagnóstico.



    Esas ideas erróneas te vienen por leer las sermones de mojigatos como Andrés Clark, un conocido meapilas, o la beata Úrsula Lelkes, una sacristana húngara de baja reputación. No te lo aconsejo. En el campo de la Filosofía, son preferibles los aforismos de JJ Sempé, y, en el campo de la Psicología, los proverbios de Hugo Pratt.



    Me dio un tembleque cuando vi que, de Messi y Dios, extendías la analogía a Xavi-Iniesta y los ángeles, pues vi venir un nuevo post con la plantilla del Barça repartida entre querubines, serafines y demás coros, y a continuación los utilleros a vueltas con el santoral, y luego Rosell y su Junta Directiva con... ¡El horror!

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  8. Una vez más, Testigo NUNCA defrauda. Hace una comparativa celestial, pero, al mismo tiempo, acertada y adecuada para lo que Messi representa en el mundo del fútbol. Testigo, a los fanáticos y borregos amaestrados es inútil hacerles entrar en razón. Unos, por intereses económicos, otros por rabia y envidia, son la misma basura. El tinglado lechero reúne a una gran masa de lavados de cerebro sin ninguna credibilidad, cero independencia y cero profesionalidad. Por tanto, ¿qué esperas? Nada, sólo miseria y porquería. Por cierto, el tercer párrafo me parece, sencillamente, MAGISTRAL. Saludos.

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