El crack con boqueras

Empezó a tambalearse ante el último zurdazo que penetró cerca de la ceja de su ojo derecho. Apenas pudo oír el tintineo de la campana porque sus oídos resistían el zumbido que los golpes dejaban a su paso. Lentamente, intercambiando traspiés hacia adelante y hacia atrás pudo alcanzar el rincón y abrazar el descanso con su cuerpo entre las cuerdas de aquel cuadrilátero que olía a sangre y que dejaba un rastro de derrota.

En cierta ocasión, Muhammad Alí dijo: <<La gente no soporta a los bocazas, pero siempre los escucha>>. Sin ir más lejos hoy hemos podido ver a Cristiano Ronaldo decir que él es mejor que Messi. Lo dijo tal cual y lejos de ruborizarse, después de abrir la boca para decir tamaña estupidez que ni tan siquiera él mismo se cree, abrió la boca para soltar una estruendosa sonrisa. Nunca sabremos cual será la reacción de Messi porque el chico es más amigo de la sensatez que de la gilipollez y más vecino de la humildad que de la soberbia artificial.

A veces Cristiano Ronaldo me recuerda a esos impotentes boxeadores que siempre parten como carne de cañón en las apuestas y a los que su propio entrenador tiene que motivar a base de repetirle una y otra que es el mejor, antes de salir al cuadrilátero. <<Eres el mejor, eres el mejor, tú eres el mejor, eres el mejor ¿Quién es el mejor? A lo que el impotente púgil replica hasta subir al cuadrilátero <<Soy el mejor, yo soy el mejor, soy el mejor…>> Al final se lo acaba creyendo de verdad, o eso nos muestran las viejas películas. Luego suben al ring, le dan dos puñetazos mal dados y el boxeador acaba alcoholizado y arruinado.

Con Cristiano Ronaldo parece que se produce algo similar, el viejo entrenador con canas, en nuestro caso Mourinho, ha dicho estos días públicamente que su pupilo es el mejor y allá que se ha ido Cristiano a la cuna del Fútbol a autoreclamarse sus derechos. No me extrañaría que antes de la entrevista y tras pasar por la hora y media de maquillaje hubiese estado repitiendo como una máquina con pilas duracell durante ese tiempo: <<Soy el mejor, yo soy el mejor, soy el mejor ¿Quién es el mejor? Yo soy el mejor, soy el mejor…>>

Yo puedo discutir si este lateral derecho es mejor que aquel, si aquel medio centro le viene bien a este equipo o si un delantero se mueve mejor que otro sin balón. Lo que no voy a discutir con nadie es que Messi es el Mejor jugador del mundo, no solo en este momento, sino desde hace tres o cuatro años. Comenté en cierta ocasión que cada época tiene su jugador y lo tiene de forma indiscutible, porque Messi es a esta época lo que Di Stéfano a la suya, Pelé a la suya y Maradona tanto de lo mismo. No hay una época con dos jugadores históricos, porque nunca la ha habido y jamás la habrá. El fútbol, como la vida, es repetitivo y convierte todo en bucles que pueden ser más cortos o más largos, pero siempre se repiten las mismas historias con protagonistas diferentes. Cada veinte o veinticinco años aparece un crack imposible y mientras tanto van pasando por la historia, jugadores que son flor de un día o a lo sumo intercambian buenas temporadas con otras muy discretas. Cristiano Ronaldo pertenece a este grupo de buenos jugadores muy bien pagados, bastante reconocidos e incluso deseados por la mayoría de equipos. Sin embargo, dudo que dentro de 10 años, salvo que a Messi le corten las dos piernas, ningún libro, colección de deportes o resumen de historia editado fuera de Portugal, recoja a Cristiano Ronaldo como mejor jugador de una época. Se puede engañar a un país cuando la realidad se escribe desde dentro del propio país, pero cuando los hechos requieren reconocimiento mundial, los febriles localismos quedan demasiado ridículos. Messi no es mi compatriota, ni falta que me hace para saber que es el mejor jugador que he visto en mi vida y que posiblemente veré. Cristiano es portugués y tampoco me importa para tener claro que sería menos traumático para él mismo discutir si es el segundo, el tercero el cuarto mejor antes que aventurarse a autoproclamarse como el número uno. Y no intentar compensar deméritos sobre el césped con virtudes delante de un micro.  Yo Soy de los que piensan que si el año tiene 52 semanas y se otorgase un balón de oro por cada una de ellas, Messi se lo llevaría en 40 ocasiones, Ronaldo en 2 y las diez restantes se repartirían entre otros jugadores.

Lo normal y teniendo en cuenta que Guardiola, al igual que Messi, aún no habrán quitado por primera vez el polvo de su reciente Balón de oro que los honra desde hace apenas cinco meses como los mejores en sus disciplinas, pues era que Ronaldo correspondiese a su entrenador con reciprocidad y también reconociese a Mourinho como mejor entrenador para concluir con la felación comunitaria. No me sorprendería que ambos conservasen vellos púbicos opuestos entre sus dientes.

La actitud de Cristiano es de bocazas y también de cobardía del que se cree en ventaja. Porque no se pueden demostrar más complejos que afirmando lo que antes se negaba y menospreciando lo que no se le concedía. Y lo dice cómodamente y sin rubor, cuando ha acabado la temporada hace cinco días y se siente cobijado por la distancia y por el tiempo. A este acomplejado jugador le sobra fuerza dentro del campo  y le falta la valentía suficiente para decir esas idioteces en la semana de clásico, con el balón sobre el césped o a una semana del balón de oro. Son solo problemas de un pasado mal curado, de una ilusión frustrada o de una obsesión mal digerida. No me sorprendería que Cristiano se despertarse en mitad de la noche a voz en grito y la gomina derretida por el sudor, diciendo: <<Qué pesadilla más mala, dame agua, he soñado que Messi se metía dentro del área, hacía pared con piqué de tacón y cruzaba a gol mientras yo me deslizaba de rodillas delante de él>> Y le respondiese su Irina: <<no te preocupes cariño, aunque estés empapado en sudor, que  a eso no se le llama pesadilla, que se le llama recuerdo presente inmortalizado por tu obsesión>>