Dios nos libre y Messi nos libró

Apenas habían empezado a caer las primeras gotas sobre su frente abrasada por el sol de otros veranos cuando entornó sus cejas mirando al cielo. El color era gris casi sólido porque estaba a punto de desatarse la tormenta. El viento mecía de un lado a otro las espigas de aquel campo de trigo mientras el cielo fotografiaba con luces centelleantes el horizonte más cercano. Solo un arbusto cercano podía cobijarle ante semejante estruendo de agua, fuego y energía abrasadora.

La campaña propagandística desatada por Florentino Pérez cobijado bajo su sombrilla  sobre los records del Madrid está alcanzando el tercer grado de libertad porque ya se empieza a decir cualquier cosa y a olvidar a las demás. Quien sigue este blog habitualmente sabe que yo no soy demasiado amigo de los números porque prefiero compartir mi última copa de vino en la barra de las sensaciones.  Sin embargo, las primeras impresiones que tengo después del 100, 121 y 32 es que Leonel Messi ha amainado la tormentosa fiebre mediática que nos bombardea continuamente con los números Madridistas. El Madrid es campeón de liga con justicia por testigo y por méritos propios y algún que otro ajeno.

Hace tres años el Barcelona conseguía la despreciable e insulsa cifra de 99 puntos, nada que ver con la insuperable y estruendosa cantidad de puntaje que el Madrid ha conseguido meter este año en su mochila, nada más y nada menos que cien. No son pocas las voces que se alzan en golpe de estado para repetir hasta el cansancio que el Real Madrid es el mejor campeón de todos los tiempos. A aquellos que sodomizan las cifras de forma torticera les convendría recordar que Messi este año ha marcado 50 goles en liga, record histórico, 14 en Champions, record histórico compartido y 72 goles en total a falta de un partido, también record histórico.

Tápense los ojos, cojan aire y piensen por un momento la que le hubiese caído al ciudadano mundano que camina sobre sus pies y que no reza a ninguno de los dos grandes, si el que hubiera conseguido tal gesta goleadora fuese Cristiano Ronaldo. Les aseguro que si comiesen hoy mismo sopa, tendrían que drenarla con un tenedor para no ingerir por error al crack portugués. Sin embargo, la historia ha sido diferente y el Dios del fútbol mundial ha conseguido pulverizar en menos de un año con un registro goleador mundano la increíble e insuperable cifra de dianas alcanzadas por el portugués.

Si nos ceñimos únicamente a los goles de esta temporada nos dice menos que si ampliamos nuestra mirada a la forma de conseguirlos. El nuevo devorador de ilusiones portuguesas ha  jugando menos partidos, lanzando menos penaltis, menos faltas y más corners. Pero las formas no importan, aquí lo que importa es que el Madrid suma sus números en solitario sin nadie que le   siga y sin que importe el record de referencia, sin embargo Messi alcanza sus cifras seguido siempre del portugués como un lote indivisible en lo bueno y separado en lo malo. Messi no logra nada en solitario, ni es el mejor jugador del mundo en solitario, porque aunque siempre a sus pies, aparece esa sombría coletilla de “junto a Cristiano”.

La verdad es que los pasajeros datos que las piernas de Cristiano ofrecieron un año atrás frente a las porterías rivales, ya entonces fueron tachadas de cifras de otro planeta, pero conseguidas por un humano. La diferencia es que este año hay nuevas cifras de otro planeta conseguidas por un extraterrestre.

No se trata de ningunear como hacen otros, el trabajo de un jugador como Cristiano, sino compararlo en su justa medida y en la medida que pueda ser comparable. Lo que no podemos es plegarnos a un ejercicio de cinismo puesto de moda y vestido de gala para intentar aproximar al talento de Messi a un jugador trabajador como es el portugués y que vive empujado por una frustración emanada por algunos medios de comunicación.

La pregunta que deberían hacerse tras leer este artículo es si realmente el Real Madrid es el mejor campeón de Liga de todos los tiempos por sus cifras, como nos han mostrado algunos medios de comunicación amparados en la verdad revelada y secundados por representantes madridistas. Porque si es así, aquellos amantes de lo superficial y de los números absurdos que se empeñan en sacar cuando el sol brilla de cara el debate de si Messi en Cristiano encuentra su parangón, perdería el mínimo interés porque los cincuenta goles del argentino sentenciaron la discusión.