José Carlos del Coso: Esta es mi opinión y afortunadamente solo tengo una. Le guste a quien le guste y le pese a quien le pese.


14 de febrero de 2013

Botella de vino por San Valentín

El peloteo correspondido que Mourinho se ha llevado haciendo toda la semana hacia la figura de Alex Ferguson y su Mánchester United ha concluido con mucha pasión y poco fútbol en el Santiago Bernabéu. Después de ver a un entrenador con la soberbia de Mourinho arrastrarse en las ruedas de prensa ante los encantos del conjunto inglés y su técnico, a pocos sorprendería que haya hecho todo lo necesario para que la botella de Vino llegue a la casa de Ferguson, no ayer ni mañana, sino conscientemente hoy, catorce de febrero y día de San Valentín. Lógico que el técnico portugués considere al Mánchester un paraíso en la tierra, pues un banquillo que se permite el lujo, sin que los aficionados reds le metan fuego por la mañana,  de convertir a Roneey en un híbrido de lateral y medio centro defensivo, debe ser la panacea de cualquier entrenador consciente de sus caprichos e insultantemente vanidoso.
Quizás la lejanía del entrenador británico le haya hecho asociar el potencial del FC Barcelona al del Real Madrid a través de esa, a día de hoy, obsoleta coletilla de “los dos mejores equipos del mundo en la actualidad”. Quizás, su estigma del absoluto repaso que el Barcelona le endosó en Wembley hace dos años le haya hecho confundir la velocidad con el tocino y la precaución con la cobardía. Ferguson asumió con el Real Madrid el mismo complejo de inferioridad que suele asumir de forma más justificada Mourinho con el Barcelona. A pesar de todo, a poco que Van Persie no hubiese tenido una noche desafortunada, cínicamente estaríamos hoy tratando el enfoque de Ferguson como una obra maestra de nuestro tiempo. En el fútbol se habla de desprecio por uno mismo cuando sales al campo con más intención de minimizar las virtudes del rival que de maximizar las tuyas propias. No solo hubiese sido injusto, sino un mal trago para el propio juego que el conjunto inglés hubiese sentenciado la eliminatoria con un juego tan conscientemente inofensivo
Nada nuevo en un Real Madrid que pretende ganar la Liga de Campeones por su cara bonita, acogiéndose al repetido ideario de que ya es la hora o ya le toca ganar una competición que irrespetuosamente suele asumir como propia. Desde el entorno blanco cada vez se incide más en la idea de que si los vecinos la ganan es que debe de ser fácil en un más que evidente desprecio por lo ajeno, que además Mourinho se ha encargado de arraigar y reforzar. La realidad es que las competiciones no se ganan con el nombre y mucho menos con la historia. Solo el presente dictamina quien merece triunfar y quien merece fracasar. La actualidad madridista desprendida del partido de anoche nos indica que el conjunto blanco debe ofrecer algo más para ser considerado un serio candidato. El dato más significativo que se puede extraer nos lo muestra el hecho de que el Madrid acusa demasiado la baja de Marcelo y curiosamente, en mi opinión, el mejor jugador del Madrid frente al Mánchester fue Coentrao, su incompatible. Si bien, los madridistas, echan de menos al brasileño  paradójicamente en la parcela ofensiva, al mismo tiempo echan de más el uso del balón. Tan solo de forma circunstancial, como ocurrió la pasada temporada con el Chelsea, puedes vencer en una competición como la Champions si no muestras más aprecio por el balón y más indiferencia por el rival.
Si algún día, los dirigentes ingleses decidiesen dar a Mourinho el relevo de Ferguson, habrán de saber antes, que están cambiando un tipo con la cara roja por otro tipo con la cara dura. Un diablo rojo, por un diablo a secas. Hay que ser demasiado simplista e irresponsable para resumir un resultado poco deseado en una acción del partido. Ayer le volvió a tocar a Sergio Ramos cargar con la culpa del empate por una acción que a mi juicio fue más mérito del delantero inglés que demérito del defensa andaluz. Welbeck realizó una maniobra magnífica en la que poco pudo hacer Sergio Ramos. Es como si el magnífico remate de Ronaldo que le dio el empate al Real Madrid hubiese sido demérito de la defensa inglesa. En el reparto de culpas a la finalización de cada resultado negativo se sigue teniendo la percepción de que la responsabilidad de Mourinho acaba en cuanto los jugadores saltan al campo. Si bien, el Real Madrid ensaya las jugadas defensivas a balón parado, habremos de suponer que sus rivales también ensayan las jugadas ofensivas a balón parado. No todo acaba y empieza en el Real Madrid como tampoco la falta de gol merengue acaba y empieza en Benzemá o Higuaín. Cuando un equipo no tiene ocasiones elaboradas de marcar, la raíz del  problema tendrá que buscarse, no reduciéndolo todo a la propia falta de gol, sino en la falta de juego que sí es responsabilidad absoluta del entrenador.
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4 comentarios:

  1. Para mi el Madrid sigue siendo favorito. En la vuelta el Manchester en su campo no creo que juegue tan encerrado y eso hará que el Madrid pueda jugar como le gusta, a la contra.
    Es una pena que un club con esa plantilla y ese presupuesto solo viva de destruir y contraatacar, pero eso es Llouriño.
     
    Saludos desde Pasión por el Fútbol: http://marbcn2510.blogspot.com.es/

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  2. Qué gran análisis de las obviedades de Mourinho. No engaña a casi nadie... fuera de Madrid y sus aledaños, claro, que están, a causa de su desesperación, abducidos por el portugués.

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  3. El TD del real madrid quiere el equipo perfecto y eso no existe y espero no exista nunca. Piensa que no puede haber  fallo por el simple echo de haberlo estudiado/ensayado y esa no es la realidad

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  4. El R Madrid sigue sin superar el "complejo de Grecia", un país tan colgado del recuerdo de sus glorias pasadas que no piensa en las medidas necesarias para progresar en los tiempos actuales.

    El absurdo se extrema en el caso de la Copa de Europa. El Madrid se inventó el trofeo con algunos periodistas de L'Equipe y ganó las 5 primeras rondas, las de la consolidación, cuando era una competición muy diferente de la actual. Su trayectoria posterior, desde 1961 hasta el presente, ha sido inferior a la del Milan (7) y Liverpool (5), e igual a las del Bayern, Barça y Ajax (4).

    Pero 51 años de esta  realidad no les han despertado de su ensoñación de "propietarios de la Copa de Europa", de "equipo hecho para ganarla", de "este año seguro porque hace un tiempo que no nos la llevamos".

    Todos los demás clubs encaran la Champions mentalizados sobre la dificultad de ganarla, conscientes de que deberán disputársela a los mejores equipos del continente y que, por tanto, su consecución será un raro milagro. La afición merengue, en cambio, la encaran como si les correspondiese ganarla "por justicia", "por el orden natural de las cosas" un año sí y otro casi sí.

    Po fale. Los dioses ciegan a quienes quieren perder. ¡Viva Grecia! Ζήτω Ελλάδα!

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