José Carlos del Coso: Esta es mi opinión y afortunadamente solo tengo una. Le guste a quien le guste y le pese a quien le pese.


18 de octubre de 2012

Quien siempre usó frac ahora usa disfraz


Anda el patio revuelto desde hace ya algún tiempo porque el entrenador del Real Madrid, otrora traductor de inglés y ahora lingüista hispánico, se ha empeñado en redefinir el significado histórico que para la entidad merengue tiene la palabra señorío. Podría resultar un asunto baladí en cualquier otra casa pero no en la blanca, que ha invertido muchos esfuerzos y muchas mordeduras de lengua para que no se le vuelvan caducos una serie de valores de los que ha hecho una seña de identidad propia. Es cierto que esa respetable imagen no es cualidad exclusiva madridista, pues el señorío puede mostrarse en cada esquina, todos los días, sentado en un café, cediendo el paso a una dama o incluso en el extremo de la barra de un club nocturno. El tiempo ha corrido contra el Real Madrid y lo que parecía perenne ahora se vuelve caduco, lo que era tradición ahora es rancidez y lo que siempre funcionó ahora se muestra obsoleto e inútil. Cómo han cambiado las cosas desde que el Real Madrid se empeñó en fichar a un entrenador que parece dedicar más tiempo a filología que a la estrategia a balón parado. Resulta curioso que haya tenido que ser un filólogo portugués y no español, como sería más lógico, quien nos venga a dictar qué es cada cosa y qué significado ha de tener para nosotros. Porque para este académico de los banquillos que lidera la nueva revolución semántica, la pasta sigue siendo dinero, sin embargo, ahora quien habla con cinismo habla con verdad y el que usa frac en realidad está usando un disfraz.

Desde que Mourinho puso su bota, no en el Real Madrid, sino sobre el Real Madrid, ha dado signos más que evidentes de que más que sentarse en el banquillo madridista merecería sentarse en un sillón de la Real Academia de la Lengua Española, quizás ocupando la letra H, de hipócrita. Un contorsionista semántico como éste, experto en masajear conciencias volteando la realidad, debería dedicarse a la política, pues posee las cualidades más peligrosas del orador y carece de la vergüenza torera que se le presupone a un entrenador.

Decía la RAE sobre el extinto significado de la palabra señorío que no era más que la gravedad y mesura en el porte o en las acciones o el dominio y libertad en obrar, sujetando las pasiones a la razón. Y Desde que el filólogo del nuevo madridismo se preocupó por el asunto hace un mes, “el señorío no es filosofía barata sino morir en el campo como lo han hecho hoy mis jugadores”. Pero la realidad es que eso no es señorío, desde hace más de un siglo madridista eso es simplemente luchar.

Todo peligroso orador que se precie ha de apreciar la ironía porque para Mourinho "El Real Madrid es un club señor y no se puede hablar de penales no señalados. Es una filosofía y me tengo que adaptar a ella, aunque a mí me gusta la verdad". Pues si hiciese lo contrario a lo que dicta su ironía, la palabra idónea no sería luchar, sino llorar.

A Mourinho, ex-traductor y ahora filólogo pero no historiador, habría que decirle que el señorío madridista está escrito en su himno y está sellado en su historia. Habría que contarle que antes de su llegada, el Madrid era enemigo en la contienda pero que cuando perdía daba la mano, que no sentía rencores ni envidias como un buen y fiel hermano; Que intentaba ser noble y bélico adalid para triunfar en buena lid; Y que antes de su llegada el Madrid ya era todo nervio y corazón, y que por este tipo de cosas los veteranos y los noveles miraban siempre sus laureles con respeto y emoción.

Dónde quedaron aquellas míticas frases de Florentino que le llevaron a la presidencia y que utilizaba constantemente para mantener sus últimos días de poltrona. Dónde quedó aquella presentación de Quiroz al grito de: “Carlos Queiroz es un entrenador con una filosofía de trabajo y con unas cualidades técnicas y humanas que responden a las exigencias y valores del Real Madrid, que son el esfuerzo, el respeto y la obsesión por el buen fútbol”. O aquella otra mientras la Fundación Real Madrid premiaba a Zidane: "La fundación representa los valores del Real Madrid, respeto al adversario, solidaridad y espíritu de sacrificio”.

Si bien Mourinho pone el dardo en la palabra, Florentino Pérez lo pone en la vesícula biliar que no tiene memoria. Más papista que el propio Papa, no se puede mandar un discurso más vacío de contenido y más lleno de demagogia que al afirmar hace un mes de Mourinho “que representa y simboliza los valores del Real Madrid y la excelencia que perseguimos”, “nos transmite su espíritu madridista... Nos sentimos orgullosos de que Mourinho esté con nosotros”, o hace un año "Lo del dedo está mal... Pero tampoco oí hablar de las provocaciones del otro lado. Lo que hace Mou es luchar por el Madrid. Los valores del Madrid son el juego limpio, el esfuerzo, el respeto. La lucha contra la injusticia también lo es. ¿Dónde dice ni Santiago Bernabéu ni nadie que a nosotros nos hagan un arbitraje malo y digamos que está muy bien?" O,"¡Me sorprendió su grado de identificación con el club! Mou nos ha agitado, nos ha hecho ver qué es eso del señorío: está feo que si un jugador no ha tocado a otro lo echen. ¿Nos agreden y los felicitamos? Esto no está bien y hay que decirlo”.

A Florentino Pérez le gusta decir muchas cosas pero habría que hacerle oír otras. Y es que meter el dedo en el ojo a un técnico rival no es luchar por los intereses del Real Madrid, es simplemente impotencia. Menospreciar la decisión profesional de entrenar a otro club del entrenador predecesor es prepotencia. Acusar a tus jugadores para aparcar tus responsabilidades es auto indolencia. Manchar los logros máximos del rival es envidia. Criticar sin motivos a los árbitros es incoherencia. Mancillar los planteamientos con que afrontan los encuentros otros equipos contra tu máximo rival es inconsciencia. Maquillar los resultados aludiendo al calendario y a la programación televisiva es insuficiencia. No felicitar a tu rival por haberte doblegado en el campo es malevolencia. Y si después de hacer todo esto, encima te dedicas a señalar el camino y a repartir carnés de madridismo es de tener muy poca vergüenza.
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4 comentarios:

  1. Lo digo muy en serio. Hasta esta mañana pasaba de estos temas, era un madridista imparcial o disfrazado como dice Mourinho. Tras leer este artículo, me siento orgulloso de serlo.

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  2. Un artículo excelente, magnífico, sublime, impresionante. De lo mejor que he leido ultimamente.

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  3. Muy mediocre. Muchos lugares comunes. No me ha gustado nada esta entrada. Para decir esto mejor no digas nada. Palabrería hueca sobre palabrería hueca. No sé si te has caído de un guindo tú, o te piensas que nos hemos caído nosotros. Saludos madridistas.

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