José Carlos del Coso: Esta es mi opinión y afortunadamente solo tengo una. Le guste a quien le guste y le pese a quien le pese.


15 de octubre de 2012

La ley del creyente

Estaba de pie frente al periodista que acercaba el micrófono a su boca. En una mano el balón de oro y la otra aún la contenía cerrada con fuerza por la enorme victoria de aquella noche. Había conseguido lo que más le gusta, un reconocimiento individual, el más importante y a la vez el primero que otorgana la FIFA a un técnico. Llegó en avión a última hora, su presencia en la gala no se había confirmado hasta que no le confirmaron su victoria. Ya era de noche en Zúrich cuando un Mourinho excitado por el trofeo espetó en el micrófono de aquel periodista: "un Balón de Oro en manos de Messi siempre está en buenas manos". El técnico luso ya no tiene que agitar su mano delante de su nariz para quitarse el “mal olor” del argentino. Su desprecio personal se transforma en halago profesional, le ha visto de cerca, le ha impresionado y se rinde a la evidencia. Aún retumban esas palabras en mis oídos: Siempre, siempre, Messi, siempre, en buenas manos, siempre, siempre, siempre...

Año y medio después, antes de la pasada supercopa. El Madrid ha de visitar el Cam Nou y Mourinho prepara el encuentro. Las cámaras de la ESPN le enfocan, tiene más canas y ha perdido algo de peso a pesar de que guarda una dieta equilibrada. Serán los nervios, ya no es culpa de Guardiola, será Messi y el Barcelona. El periodista pregunta y el portugués responde: "Hace dos años Cristiano fue el máximo goleador de Europa; sin embargo, Messi ganó la Champions y la Liga. Este año Messi fue el que anotó más, pero Cristiano ganó la Liga, así que como lo colectivo es más importante que lo individual, Cristiano es mejor".

Sala de prensa del Fútbol club Barcelona, empate a dos tras el último clásico. Mourinho parece eufórico ante los medios, ha pasado un mal trago y un empate a dos ante su rival le deja a ocho puntos pero no le deja a once. Necesita una tregua, está en territorio hostil y Messi le ha perdonado la vida. Mourinho es un perdonavidas perdonado, el fútbol es maravilloso, su equipo está a ocho pero no es su culpa. Se pone serio, es la hora de dar la imagen de un hombre de estado, preciso y a la altura, imparcial, el fútbol está por encima de las personas, de rivalidades, de dinero y objetivos. Parece sincerarse, se quita el traje de radical y parece desnudarse, se siente observado en territorio comanche y quiere devolver el favor por no haber sido vapuleado en el campo. Solo hace unos minutos que ha visto jugar a Messi: "Pienso que debería estar prohibido decidir quién es el mejor jugador del mundo. Debería estar prohibido, porque ellos dos son de otro planeta. Ahora, me gustaría que ganara el mío, porque ha sido campeón de la liga más importante del mundo. Pero debería estar prohibido porque los dos son fantásticos".

Valdebebas, ciudad deportiva del Real Madrid tras unos días de reflexión, ante las cámaras de la televisión lusa. Mourinho aparece en una silla sobre el césped, las gradas de fondo y las piernas cruzadas. El técnico está tranquilo, no tiene claro lo que debe decir pero se inclina por lo que su gente quiere oír. Mourinho espeta al periodista de A Bola TV: "sería un crimen que no ganara el Balón de Oro Cristiano Ronaldo". Recapacita, no es suficiente, solo ha dado el titular, hay que maximizar el rendimiento del jugador con agravios comparativos: "Cristiano es un jugador que no es protegido por nada ni por nadie. Ven el cuerpo que tiene el "animal". Sigue sin ser suficiente, Messi es demasiado bueno, no vale con vender bien a Cristiano, ahora hay que atacar a la pulga: "¿Vencer este galardón sin títulos colectivos, sin ganar nada importante? Y no me vengan a hablar de la Intercontinental -ganada por el Barcelona-, que ni yo quiero jugarla”. Necesita más, recuerda sus días en el patio del colegio, cuando lo elegían el último en el recreo para formar equipo, cuando a esas edades si el padre del compañero levantaba un coche con una sola mano, el suyo podía levantar un camión con un dedo: “si el argentino es el mejor del planeta, Ronaldo entonces es el mejor del universo". Misión cumplida, mensaje clarito a su afición al más puro estilo de Gloria Fuertes.

No hace tanto tiempo de la llegada de Mourinho a nuestro fútbol y aún queda cerca su carta de presentación. Recuerdo a aquellos que afirmaban del técnico que sus partidos no duraban noventa minutos, sino toda la semana. Sin duda es una auténtica insensatez pensar que un partido de fútbol se disputa en la previa, o que Messi va a fallar un gol cantado por culpa de las declaraciones del técnico. Solo los idiotas pueden pensar que Xavi va a errar más de dos pases en un mismo partido por el mero hecho de que dos días antes le hayan negado el pan y la sal, o que Valdés va a encoger el brazo por el hartazgo que le produce el técnico rival. Simplemente suelen ser idioteces que Mourinho lanza sin creérselas, algunos las recogen creyéndolas y el propio entrenador acaba creyendo.

Mourinho se ha creído su propio personaje y piensa que va a modificar el fútbol desde una sala de prensa, sin tocar el balón y sin inventar una estrategia sublime. Lleva diez años soltando una palabrería tan populista como demagógica y hasta el día de hoy el Cam Nou sigue siendo un teatro de sueños, en la Uefa continúa Platiní, el Chelsea ha ganado la Champions sin él, los árbitros siguen acertando y errando, Unicef continúa en la elástica azulgrana, Messi es insuperable, Pellegrini no se avergüenza de entrenar al Málaga, el Reino de Navarra sigue siendo un fortín, Guardiola no se avergüenza de sus títulos y el punto de penalti sigue estando a once metros. Es impresionante ver cómo un hombre se alimenta de sus propias mentiras y de un discurso protegido con cartón piedra. En los últimos días, el hombre que quiere cambiarlo todo en el fútbol y que aún no ha cambiado nada, pretende inculcar al mundo los criterios mágicos que han de regir las votaciones para el balón de oro. Contra su voluntad, periodistas, capitanes y seleccionadores seguirán votando a quien les dé la gana porque los partidos no se ganan en las ruedas de prensa y el balón de oro no se obtiene porque Mourinho haya decidido hacer un publireportaje a favor de su jugador predilecto.

Cada vez que escucho una declaración de Mourinho, rara es la ocasión en que acto seguido no me acuerdo de Jean Cocteau.  Mientras Mourinho no para de hablar en el presente, el poeta francés nos decía en el pasado que “Un vaso medio vacío es también un vaso medio lleno, pero una mentira a medias, de ninguna manera es una media verdad”. Seguramente cualquier aficionado madridista esté desconcertado porque no sabe cuál es su verdadero entrenador, es la ley del creyente, creer por creer o creer por saber. Con qué Mou quedarse, con el que dice que un Balón de Oro en manos de Messi siempre está en buenas manos; O quizás quedarse con el Mourinho que cruza las piernas ante A Bola e indirectamente afirma que este balón de oro en manos de Messi puede tacharse de acto criminal. Lo mejor es no quedarse con ninguno, aunque seguramente, el aficionado merengue por cuestiones de fe, se sitúe cerca del Mourinho que medio le llena el vaso con una media mentira, que como dice Cocteau, nunca será una media verdad.
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2 comentarios:

  1. Tu florida pluma tiene como objetivo un  muñeco de pim pam pum, es decir  Mourinho, y por extensión al Real Madrid. Hace 50 años tuvo el Barça un gran entrenador, ya muerto el hombre, por lo que no viene al caso cargar las tintas contra él, era Helenio Herrera, con algunos defectos importantes, te puedo asegurar que respecto a los medios de comunicación no fué tratado en absoluto como lo es el inefable Mou, pero claro era el entrenador del Barcelona....

    Te he sugerido con la mayor consideración algún tema, por ejemplo uno que está en boga actualmente, incluso en las Islas Británicas, the theater team, pero pasas de largo; ahora con el ciclista Arsmtrong el tema  dopaje está también muy de actualidad, o sea que hay asuntos candentes en cantidad, pero por lo que veo solo te interesan, o tal vez sean los únicos que dominas,  los relacionados con tu antimadridismo.

    Y a pesar de que digas que Guardiola está orgulloso de sus títulos, Ovrebo mediante, te recuerdo aquello de :"Sandro qué más quieres que te dé". Villar dixit.

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  2. Supongo que si yo hubiese nacido hace 70 años, huniese criticado a Helenio Herrera como ahora critico a Mourinho.

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