José Carlos del Coso: Esta es mi opinión y afortunadamente solo tengo una. Le guste a quien le guste y le pese a quien le pese.


12 de septiembre de 2012

Del Bosque, el bigote a remojar


Ayer tuvimos la desagradable oportunidad de poder apreciar uno de los peores partidos de la selección española desde hace cuatro años. Desde hace ya algún tiempo, antes y durante la pasada Eurocopa, hemos venido avisando de que España tiene un problema de desperdicio de talento y de mal gestión de recursos. En el caso del partido jugado ayer, ambas teorías quedaron más que patentes. España se mostró como un equipo más que previsible donde el centro del campo manejaba el balón a placer hasta que el juego se desarrollaba al borde del área. Una y otra vez los futbolistas de la selección toparon con una muralla de 11 futbolistas montada por el entrenador georgiano. Una táctica bastante previsible, como España, pues a nadie escapa que la mayoría de partidos que la selección nacional juegue en tierras extranjeras se va a encontrar con la misma situación. Al final España encontró un golpe de talento auxiliado por un fallo de marcaje de la defensa rival, pero se corre el riesgo de que en una próxima ocasión no aparezca la fortuna ni a cinco minutos del final. Cierto que la estrategia de Georgia puede resultar desesperante y anodina, pero es sin duda la senda que recorrerán todos los conjuntos de ese corte que hayan de enfrentarse a España de aquí al mundial.


Por primera vez desde que Del Bosque llegase a la selección se le presenta un problema grave para solucionar de motu propio. Ya no sirve lo anterior, ni las posibles soluciones que el Barcelona adopte ante situaciones similares, pues Tito Vilanova cuenta con Messi y confía con más firmeza en esta filosofía. Salvando las que para mí son grandes distancias, el Barcelona y España comparten los mismos defectos pero no afrontan de la misma forma las diferentes soluciones. Mientras el Barcelona muere con su estilo hasta el minuto 90 intentando asaltar este tipo de murallas, Del Bosque pulsó el botón del pánico y lanzó a todos sus puntuales pupilos al ataque sin orden y a la antigua usanza. La estrategia fue bastante simple, intentó mater en el área de Georgia todo el talento, todas las piernas y el oportunismo que pudo.  Al final, como suele ser habitual en el técnico salmantino, la moneda le salió cara en el resultado y cruz en el juego y la desesperación.

Ante el mal partido de ayer ya han abierto las primeras bocas los críticos de este sistema de juego, el del toque. Están deseando aburrirse para poder decirlo con sorna y recordarnos sus bostezos a las primeras de cambio. Yo no voy tan lejos, pero sería absurdo no reconocer que el partido de ayer no difería demasiado de una empalagosa película de Meg Ryan. He de confesar el esfuerzo que me supone criticar a una persona tan entrañable como Del Bosque por su faceta profesional, pero cada vez tengo mayor sensación de que el seleccionador se apoya más en la inercia de lo visto en el Camp Nou cada domingo que en sus propias aportaciones y problemas particulares. España gana porque tiene muy buenos futbolistas y porque está en esa ola caprichosa que a veces te lleva a la derrota y que a nuestro combinado desde hace algún tiempo le conduce afortunadamente a la victoria.

Mientras el Barça adolece de problemas ocasionales, la selección sufre un problema endémico basado en determinadas posiciones y pequeños cambios que desembocan en resultados muy diferentes. Cada vez es menor el común denominador entre un conjunto y otro a pesar de buscar la misma puesta en escena. Una pregunta interesante que debería hacerse Del Bosque es si Arbeloa o Xabi Alonso jugarían algún partido titular en el Barcelona en ausencia de múltiples lesionados. No es por minusvalorar a estos dos futbolistas madridistas, pero puede parecer que varios años después siguen sin encajar en un esquema de juego basado en el ataque y dónde un jugador puramente defensivo no tiene ninguna cabida más allá de algún momento puntual. El seleccionador presenta en cada partido a su paisano Álvaro Arbeloa de forma indiscutible en la alineación titular. A veces da la impresión de que no quiere probar a alguien que aporte velocidad y técnica suficiente  en esa banda no vaya a ser que lo haga bien y el lateral salmantino quede retratado en el banquillo de por vida. En la pasada Eurocopa ha quedado suficientemente demostrado que España puede vencer con Arbeloa en la banda y así mismo es meridianamente claro que esa posición supone una oportunidad de mejora para futuras expectativas. Quizás dentro de dos años, con la veteranía de algunos jugadores importantes, si España consigue la clasificación para el mundial de Brasil la ecuación Selección+Arbeloa Victoria se convierta en una realidad sin vuelta atrás. Sería un buen momento para que del Bosque pusiese su bigote a remojar y así evitar el estancamiento que han sufrido otras selecciones campeonas del mundo o de Europa.

La patente de corso que algunos jugadores como Xabi Alonso tienen en la selección empieza a ser manifiestamente irritante para el aficionado, por injusta y por innecesaria. A nadie escapa que ni el juego del jugador tolosano favorece a la selección y que su aportación eminentemente defensiva es sustituible por una mayor dosis de talento en el centro del campo. España no necesita un tercer central porque los dos que tiene, de los mejores del mundo, se bastan y se sobran para cubrir al único delantero centro que suele poner en liza el rival de turno. Si a eso sumamos que Alonso no pasa por su mejor estado de forma retratado por su desesperante lentitud y su falta de precisión, tenemos el binomio perfecto no solo para la duplicidad de funciones en algunas zonas, sino para la imposibilidad de utilizar jugadores más veloces y talentosos que den profundidad al ataque o clase en el manejo del balón.

La dosificación de Xavi Hernández, si quiere llegar al mundial de 2014 ha de empezar ya, porque me temo que a este ritmo, en lugar de dosificación, su participación podría convertirse en traumático y precipitado relevo. Ya ha llegado la hora de que otros jugadores como Beñat empiecen a asumir la presión en determinados partidos oficiales sin que tengan que pagar el precio de los nervios y la desconfianza de una inoportuna oportunidad.
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3 comentarios:

  1. Me tengo que restregar los ojos y leer y releer el nombre del autor (El Testigo) para estar seguro de que no he sido yo el que, en un momento de sonambulismo o viaje interdimensional, ha escrito estas sabias palabras. Yo pienso exactamente lo mismo. Hace tiempo que pienso que España gana por la calidad de sus futbolistas (sobre todo los del Barcelona) y no por el acierto del Sancho Panza (Del Bosque) que tenemos como entrenador.
    El caso de Arbeloa y Xabi Alonso raya en la tozudez extrema y en la incongruencia máxima. Incluso da que pensar sobre Del Bosque y su forma de ver el futbol. En fín...yo seguiré soñando con ver a Guardiola como entrenador Nacional...

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    Respuestas
    1. No somos los únicos que piensan así.

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    2. con guardiola? el anti-español? antes jugamos sin seleccionador...

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