José Carlos del Coso: Esta es mi opinión y afortunadamente solo tengo una. Le guste a quien le guste y le pese a quien le pese.


17 de abril de 2014

Aquí yace un equipo histórico



Seguro que están en el fondo de un olvidado cajón de su despacho, quizás en una anotación descolorida al final de un pequeño cuadernillo de presagios, o grabado en los oídos de cualquiera que aquellos días le prestase algo de atención. Quizás sus premoniciones, ayer intuición hoy realidad, estén escondidas en un rincón de su mente cristalina.  Guardiola lo dijo sin palabras, lo dijo con su marcha a ninguna parte, lo proyectó en la fugacidad de su retiro, en su espalda rasgada por la daga en aquella rueda de prensa de su adiós, sentado entre Caín y Caín. Nadie supo interpretar su año de luto, sus elegantes silencios, los auténticos  motivos de su destierro a las antípodas de Barcelona, del planeta, del fútbol y del club de sus sueños. Guardiola puso tierra de por medio entre su alma y su mente, entre el triunfo y la decadencia. Saltó por la borda al mar como un capitán al que el patrón le ha robado los galones. Supo alejarse de su propia obra porque aquellos días descubrió que bajo la pintura blaugrana solo había recuerdos y bajo los recuerdos barniz y bajo el barniz una capa de óxido oculto y corroyente.

Se apaga lentamente la agonía de los aficionados culés y poco a poco la rabia se transforma en reflexión. Es la historia de otro equipo más que es apeado violentamente del crepúsculo de los dioses. Jugó como nadie pero no pudo evitar morir como todos. El Barcelona lleva dos años escribiéndolo,  ayer terminó de perfilar su propio epitafio. Aquí yace un equipo histórico, al menos que dejen vivos sus recuerdos.

Del Barcelona de Guardiola ya no queda absolutamente nada, hoy es el día en que las virtudes pesan menos que los defectos. De ese equipo solo quedan algunos jugadores intoxicados de gloria, despojados de motivaciones y huérfanos de aspiraciones. Desnudos de estrategia y convicciones, navegan por el césped sin rumbo táctico, cortejan los regates con la nada y centran cabizbajos a las cúspides del limbo. En el banquillo transparente no queda ninguna respuesta, en el centro del campo reina el desconcierto, en la delantera habita la impotencia y la defensa es el domicilio de las  inseguridades continuas.

En el velatorio del equipo se esconden los responsables por dejar evaporarse un estilo, una idea, el pulmón de una filosofía. Para siempre quedarán las lágrimas de haber asistido desde lejos a una muerte prematura porque ningunos de los que estaban cerca tuvieron la capacidad de evitarla. Hoy podrían colgar en el Camp Nou una pancarta que rece: “cerrado por muerte burocrática, no aceptamos condolencias ni elecciones”.  “Pero depositen su donativo para el nuevo estadio”. 

Se apaga la estrella argentina del equipo entre oleadas de dudas, ya ha empezado el reparto de responsabilidades. Messi se humaniza entre lesiones, recuperaciones en Argentina, Brasil a la vuelta de la esquina, desencuentros directivos, indefensiones públicas, pasillos de juzgados y confusiones tácticas. El presidente introdujo el recelo de las cuentas bancarias y rompió el ecosistema  del vestuario. En vez traer un entrenador trajo un liquidador de empresas, un usurpador de emociones, un ignorante de la estrategia, un cable pelado en la bañera. La sanción de la FIFA descarta el ERE y el socio descarta la pañolada, el penúltimo recurso de la rabia plebeya. Rosell dejó a Neymar pero también dejó abierto el libro gordo de las imputaciones madrileñas, dejó un equipo con arrugas y a sus estrellas arrugadas. Se esfuma el sueño de la inmortalidad deportiva ante la indolencia social, la incompetencia deportiva y las envidias presidenciales. En el día de ayer acaba el último sueño del barcelonismo de a pie y empieza el de la curia de Rosell: Ya han conseguido desvincularse completamente de la junta directiva anterior, que rule el cava.

Desapareció el maquillaje de los títulos y la esperanza blaugrana ya camina sola por las ramblas, desorientada y aturdida. El Barcelona ha subsistido muerto en vida desde hace mucho tiempo, aferrado a los triunfos, pero despojado de fútbol. La derrota copera solo es una palada más de tierra sobre una tumba abierta, un despertador de conciencias que no ha sabido recordar que el éxito del Barcelona siempre estuvo más ligado a su juego que a sus resultados, a sus ocasiones que a sus goles. Ganar es de mediocres. Ya no queda tiempo ni paciencia para un equipo que se ha suicidado desde dentro. Tan grande fue aquel Barcelona que incluso no permitió que nadie lo destruyera, se destruyó asimismo. Descanse en paz.

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9 comentarios:

  1. Testigo, totalmente acertada la similitud fúnebre de la situación del FCB. Nada más que añadir. Sólo te falta rematar con la esquela y la corona de flores. No obstante, los verdaderos culés deben estar a las duras y a las maduras. Es muy fácil echar gasolina al fuego cuando vienen mal dadas. NO te precipites poniendo la fecha del funeral. Todos la sabemos. Saludos.

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  2. menudo panegirico autolaudatorio.... se destruyo asimismo... claaaaro, como si los demás no hicieran nada... sos igual de soberbios que xavi, no reconoceis la humilidad ni aunque os golpee en la cara... cuanto endiosamiento... normal que diego torres tenga entre los cules a sus máximos admiradores

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  3. Lo que mas coraje me da es que rosell encima se ha quitado de en medio para no sufrir en sus carnes las consecuencias de su gestion.

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  4. Eres un genio de las palabras. Es un placer leerte. No se si hay que enterrar al equipo, pero mucha gente esta luchando para ello, y no todas estan fuera del club, ni mucho menos todas fuera de CAT. Me alegra que hayas pasado por mi blog de nuevo. Un abrazo, amigo

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  5. El artículo es una verdadera delicia. Da gusto leerlo más allá del contenido con el que por cierto estoy competamente de acuerdo.

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  6. Elocuente foto: Solo Puyol con los brazos en la cintura, mentalmente listo para lo que se requiera. Los demás, con los brazos en actitud de derrota y resignación.

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