CR7, las cosas que nunca nos atrevimos a publicar

La tristeza que estos días embarga a Cristiano Ronaldo y que no ha logrado arrancar un suspiro del madridismo, lejos de obtener empatía, solo le ha servido para recibir mofa y una buena dosis de demagogia barata. Yo pienso, cuestiones del idioma, que el portugués no eligió bien la palabreja, que por vulgar y por amplitud semántica deja muchos flecos y mucha mala uva por el camino. Quizás si Cristiano hubiese nacido en las Islas Canarias en lugar de Madeira, hubiese usado una palabra más precisa y sería presa más difícil del látigo de  las connotaciones. En lugar de tristeza, el diccionario de María Moliner podría haberle sugerido la palabra incomodidad, disgusto, amargura, o aflicción. Sin embargo, lo que yo creo que es fruto de la improvisación emanada en el tiempo que un tío tarda en recorrer el camino desde la ducha a la zona mixta, desembocó en un estado de ánimo embargado por el pesimismo y definido por el propio sujeto como tristeza. El resultado hubiese sido el mismo, especulación basada en información nunca publicada, pero la dosis de mofa se hubiese reducido considerablemente por no hablar de la demagogia.

Analizar los motivos de la estrella madridista en estos momentos está suponiendo un verdadero acto de contrición forzosa. Algunos ya han empuñado el cuchillo para cortarse de su propio estómago la libra de carne Shakesperiana. Porque el luso ha medido mal, no solo sus palabras, sino a sus oponentes. Ha elegido mal momento y el rival. Tan solo es un Cristiano que como tantos otros ha topado con la iglesia. De las palabras de Ronaldo no se pueden sacar muchas conclusiones, pues ya he comentado la amplitud que absorbe la palabra tristeza, pero si podemos beber hasta emborracharnos del manantial de la reacciones.

Hasta el momento sabemos que Cristiano está triste y obviamente, ni es por el físico de su chica, ni por la marca de su coche. Está apenado por cuestiones profesionales pero no económicas y Florentino Pérez, la iglesia, conoce los motivos. Más allá de los comentarios de Cristiano, el resto es pura especulación ¿Pero está esa especulación basada en información? Seguro. Porque si atacas a la iglesia, no dudes que no te mostrará la otra mejilla para recibir otro golpe, más bien te devolverá el ataque. El crack portugués ha insinuado con poner una lavandería fuera del Bernabéu pero no ha lavado ningún trapo sucio del Real Madrid fuera de la casa blanca, más bien el Real Madrid ha sacado toda la ropa sucia de Cristiano y la ha depositado en la Cibeles para enjuagarla allí. Cristiano solo ha querido decir que se siente mal y que en club lo saben. Desconocemos sus causas pero por si acaso, la maquinaria mediática de Florentino Pérez ya se ha encargado de devolver la pelota al tejado del portugués. Porque varios días después de sus declaraciones, nada sabemos de su tristeza no económica pero si sabemos bastante de sus aventuras y desventuras en la alcoba madridista. No se olviden de que Florentino Pérez solo tiene que pulsar el botón del pánico para que una larga lista de periodistas patrióticos se ponga en servicio activo.

No podemos dejar en el olvido que el Director de Comunicación madridista, ese que dejó a Cristiano ante los micros y luego se retiró de la escena sin imaginarse la tormenta que estaba a punto de desatarse, ese no ex trabajador de El Mundo y no ex colaborador de Marca TV, cuya boca responde al nombre de Carlos Carbajosa, es primero Florentinista, después Mourinhista, luego madridista y finalmente periodista. A estas alturas, Carlos Carbajosa mediante, podemos deducir con una simplicidad pasmosa, algunos avatares que antes se olían pero que ya podemos ver. Gracias a las palabras de Cristiano, algunos madridistas periodistas ya se han cortado esa libra de carne que simplemente simboliza una deuda sin pagar. Probablemente, no lo sé, ninguno de los argumentos expuestos en los medios de comunicación sean el motivo de los quejíos del 7 madridista, pero al menos sabemos que esos argumentos son en la actualidad carne de perro cuando en otra época solo eran divagaciones o simples corazonadas. Los periodistas más afines a la causa madridista han limpiado en los últimos días su escritorio y de él ha salido un montón de porquería de la antigua estrella madridista trasmutado en estos días a hereje portugués.

Hasta el momento sabemos entre otras cosas que Cristiano no habla a Marcelo porque el brasileño afirmó que Casillas Merecía el Balón de Oro y que Messi es el mejor jugador del mundo. Sabemos que Cristiano tiene envidia de Messi por el trato recibido en su club. Sabemos que a Cristiano le molestó que Iniesta recibiese el premio a mejor jugador de Europa. Sabemos que Cristiano es una especie de marginado que camina con escasa compañía por el vestuario y las concentraciones. Sabemos que Cristiano lleva meses pretendiendo una nueva renovación. Sabemos que Cristiano mantiene un pulso con Casillas por el dominio de los reconocimientos y el estatus en el vestuario. Sabemos que Cristiano quiere ser el capitán. Sabemos lo que cobra Cristiano e incluso sabemos que se quiere largar. Cristiano ya tiene el honor de llevar la etiqueta oficial con el sello merengue de ser un ególatra, un egoísta prescindible, un niño mal criado, un desagradecido y mil cosas más.

A estas alturas y en tan pocos días sabemos tantas cosas de Cristiano Ronaldo que lo de menos es saber los motivos de su incomodidad.