Jamás he visto a un equipo parecerse tanto a su entrenador como el
Atlético de Madrid. El Cholo Simeone era un futbolista que saltaba al campo con
un cuchillo entre los dientes y un chute de adrenalina en cada músculo. Cada
vez que observo a un jugador del conjunto colchonero actual no puedo más que
acordarme de aquel futbolista fibroso e inquieto que convertía cada jugada en
una batalla campal. Cada balón divido parecía el último y la convicción
en sus acciones se acercaba al extremismo. Un pura sangre que dejó reflejada su
forma de concebir el fútbol en el muslo de Julen Guerrero. No gozaba de una
técnica depurada, ni tampoco exhibía una envidiable visión de juego, ni tan
siquiera apoyaba su fútbol en la precisión de sus disparos. Sus acciones ofensivas
se basaban en un oportunismo incontrolable y en una rabia incomparable.
Así es el Atlético de Madrid, como su entrenador actual, así es cada uno de sus
jugadores y así entienden el fútbol hasta sus jugadores más dotados
técnicamente. Cuando alguien me pregunte dentro de una década cómo llegó el
Atlético de Madrid a ganarle una liga al Barcelona de Messi en el Camp Nou y
cómo acarició una Copa de Europa ante el Real Madrid, seguramente responderé
que lo único que recuerdo es que los colchoneros corrían mucho y luchaban más. Lo
cierto es que el equipo del Manzanares no tiene muchas más armas, porque
esas armas cuestan dinero y ya están repartidas entre los más ricos.
25 de mayo de 2014
24 de mayo de 2014
La décima: No codiciarás los bienes ajenos
El Real Madrid es el único equipo europeo que nunca gana la Champions, el
Real Madrid ganó cinco veces seguidas la Copa de Europa, aún en blanco y negro
ganó otra, en su día la séptima, posteriormente la octava y hace doce años ganó
la novena. Mientras el resto de clubes ganan el trofeo, el conjunto merengue parece
que solo conquista números ordinales en género femenino. Como si sus
logros, objetivamente ambivalentes con los del resto de ganadores, fueran
completamente diferentes por el mero hecho de haberlos conseguido en más
ocasiones que nadie. Si en 1966 hubiese existido la Sexta TV, el titular
en los periódicos hubiese adquirido un doble sentido. Qué periodista medianamente
creativo se hubiese resistido al juego de palabras de “El Real Madrid
conquista la Sexta”. Sin embargo, la conquista de la Sexta copa de Europa y
la conquista de la televisión privada no ha coincidido en el tiempo, pues la sexta
siempre ha emitido en color.
23 de mayo de 2014
El purgatorio culé
El saldo institucional que le queda al FC Barcelona tras acabar la
presente temporada solo es comparable a un descenso a segunda división. El
saldo deportivo es el que es, no ha bajado a segunda pero sí ha sido segundo en
liga, segundo en copa y cuartofinalistas en Champions. La visión que la actual
junta directiva se ha encargado de propagar entre los diferentes medios de
comunicación catalanes es que la culpa principal de todo la tiene la
plantilla. De ahí el uso de la expresión “renovación profunda” que se ha
divulgado públicamente. La renovación profunda de la que habla Bartomeu no es
más que otro eufemismo para hacer el menos ruido posible en los despachos.
Cuando cambias al entrenador, rescatas canteranos repartidos por el mundo, se
caen varias vacas sagradas del club y deslizas la posibilidad de
realizar 7 u 8 fichajes de forma inminente tras un fracaso apabullante, sería
más conveniente pronunciar la palabra revolución para definir tales decisiones.
El Barcelona anuncia una tranquilizadora renovación, mientras en la
mente del aficionado se refleja una inquietante revolución.
18 de mayo de 2014
Adiós Gerardo, hasta nunca Tata
Ayer se despidió el peor entrenador para los intereses del Fútbol Club
Barcelona que se recuerda en la última década. En unos años la imagen del Tata
Martino apenas se recordará y en su lugar solo quedará su voz en off anunciando
su despedida con una educación modélica. El técnico argentino ha estado
entrenando una temporada en Barcelona y no deja absolutamente nada aprovechable
en la institución. Un mal ejemplo de lo que no necesita un gran club como el
catalán. No ha recorrido los pasillos de la Masía, por lo que no ha consolidado
a ni un solo canterano; No ha logrado obtener un solo ápice de motivación en una
plantilla que lo ha ganado todo años atrás; No ha cosechado ni un solo cambio
táctico que aporte un beneficio mínimo al equipo; No ha conseguido la autoridad
necesaria para imponer sus propios criterios a los futbolistas; Ni ha
conseguido que un solo jugador crea en él; Y no ha desarrollado la personalidad
suficiente para reclamar los futbolistas necesarios a una junta directiva tan
inepta como cínica y maquiavélica. Lo que antes era negativo en el conjunto
catalán, hoy sigue siendo negativo y sin embargo el Tata no deja nada
bueno para cimentar el más inminente futuro.
6 de mayo de 2014
Una liga en mitad del desierto
Acabó el partido en el Cam Nou y los jugadores
culés desfilaban serios hacia el túnel de vestuarios. No eran momentos para
sonrisas, pero tampoco desprendían demasiada preocupación. Parecía que hubiesen
perdido la liga hacía meses, como si los dos puntos arañados por el Getafe tuviesen
la misma importancia que un amistoso de agosto. La bocana iba engullendo lentamente
la imagen de los futbolistas azulgranas sin sobresaltos y sin agobios. Demasiado
cansancio acumulado a lo largo de una temporada repugnante para un equipo que
no ha recibido ayuda desde fuera y que solo ha recibido palos desde dentro. Los
ojos de los futbolistas culés no muestran absolutamente nada, están vacíos como
sus deseos y agrietados como sus esperanzas. La plantilla ya sabe a estas horas
que una liga más o menos no cambiará absolutamente nada, el trofeo es solo un
trozo de metal, la reputación no se puede recuperar en dos partidos.
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