A veces me
pregunto porqué la gente le tiene tantísimo asco al segundo entrenador del Real
Madrid. Aitor Karanka siempre destacó en su etapa de jugador a nivel individual
precisamente por destacar poco mediáticamente.
Ganó tres copas de Europa y una intercontinental y he de reconocer que
me he visto obligado a investigar un poco para tener más conocimiento de su carrera
profesional. En aquel Real Madrid de los Zidanes y Pavones, Karanka era un
Pavón que provenía del Athletic. Hasta el año 2010 en que “the only one”
entrenador que ha metido el dedo en el ojo a otro por pura impotencia puso la
bota sobre el Real Madrid, los recuerdos que tenía de Karanka estaban consolidados
por percibirle como una persona tan discreta que a veces costaba endosarle una
determinada personalidad. Era ese tipo de jugador que tras ganar tres Champions
o su única Liga, ningún medio de comunicación se rifaba porque nunca decía nada
y aún menos tenía que decir. Era un futbolista con una mueca por sonrisa y que
a duras penas podía manifestar sus opiniones delante de un micrófono. Karanka
era ese tipo de vecino que solo conoces porque lo ves tirar la basura o pasear
al perro. No sabes en qué demonios trabaja, si sus padres aún viven o si su
hermana estudia empresariales. Hasta ese año, Karanka caía bien por
desconocimiento y por el mero hecho de no caer mal y de que no pertenecía a ese
estereotipo de personas que generaban desprecio.