Cristiano Ronaldo acaba de ganar el Balón de Oro y mientras mis
pensamientos se descuelgan por mis dedos ya estoy en plena y pura disposición
de decir que Messi es el mejor futbolista de la historia y evidentemente del
mundo. Seguramente, o quizás no, aún
queden pequeñas astillas de metal en los bordes dorados del tallado donde luce
el nombre de Cristiano bajo el trofeo y sin embargo eso no me sugiere ningún
tipo de duda sobre mi afirmación. Existen varios motivos para que el trofeo que
destaca al mejor del año no acabe en las manos de éste.