José Carlos del Coso: Esta es mi opinión y afortunadamente solo tengo una. Le guste a quien le guste y le pese a quien le pese.


23 de mayo de 2014

El purgatorio culé



El saldo institucional que le queda al FC Barcelona tras acabar la presente temporada solo es comparable a un descenso a segunda división. El saldo deportivo es el que es, no ha bajado a segunda pero sí ha sido segundo en liga, segundo en copa y cuartofinalistas en Champions. La visión que la actual junta directiva se ha encargado de propagar entre los diferentes medios de comunicación catalanes es que la culpa principal de todo la tiene la plantilla. De ahí el uso de la expresión “renovación profunda” que se ha divulgado públicamente. La renovación profunda de la que habla Bartomeu no es más que otro eufemismo para hacer el menos ruido posible en los despachos. Cuando cambias al entrenador, rescatas canteranos repartidos por el mundo, se caen varias vacas sagradas del club y deslizas la posibilidad de realizar 7 u 8 fichajes de forma inminente tras un fracaso apabullante, sería más conveniente pronunciar la palabra revolución para definir tales decisiones. El Barcelona anuncia una tranquilizadora renovación, mientras en la mente del aficionado se refleja una inquietante revolución.