En una
ocasión dijo el escritor y dramaturgo argentino, Ernesto Mallo, que solo hay
dos clases de cobardes, los que huyen para atrás y los que huyen hacia
adelante. Ayer Mancini huyó hacia atrás y Mourinho huyó hacia adelante. Es
incomprensible que dos plantillas como las de City y Real Madrid, forjadas a
base de talonario con fichajes multimillonarios para satisfacer los caprichos
de sendos entrenadores, muestren una actitud tan cobarde como pudo verse anoche
en el Santiago Bernabéu. Se pueden sacar muchas conclusiones del partido jugado
anoche si intentamos aislarlo del resultado y de esa épica selectiva a la que
tanto recurre y encuentra el Real Madrid en las noches europeas.