La mayoría no quería utilizar guantes porque prefería sentir el férreo frescor que soportar las altas temperaturas que envolvían sus manos aquellos días de verano en París. Aún faltaban varias decenas de metros para acabar el faraónico icono francés y ningún obrero prescindía de la dulce sensación de pegar su espalda al hierro cada cierto tiempo, cada ciertos escalones, rodeados de remaches, planchas, esfuerzo y sudor. Lentamente, la Torre Eiffel se estaba construyendo.
El país ya puede dormir tranquilo porque según nos cuentan ya tenemos la certeza de que el Real Madrid está haciendo unas obras en el Bernabéu. Primera obra hasta el día 25, primera piedra para respaldar la mentira más absurda que le he supuesto a un dirigente de fútbol y primera muestra de infantilismo en la dirección del Real Madrid.