Nuestra
selección, esa que defiende el escudo nacional aunque en su camiseta lleve una
heráldica defectuosa, esa combinación de jugadores que morirán por defender la
bandera de su país parece que no cuenta con los deseos de victoria de todos los
aficionados españoles. Es indudable que desde que comenzó la Eurocopa no han
sido pocas las críticas que he lanzado contra el juego de la selección y contra
las decisiones de Vicente Del Bosque. Como tampoco se puede poner en duda mi
deseo de que España se lleve el triunfo máximo en esta competición. No soy ese
tipo de persona que merodea las ideas pensando que para mí o para nadie. Del
Bosque no juega como a mí me gustaría, me resigno pues y expreso mi deseo de
que gane a Portugal con la mayor contundencia posible.
Una cosa es
ser exigente con algo que siento mío y otra cosa muy diferente es renegar de
ese algo porque no cumple todas mis expectativas. Por contra, se ha podido
detectar en los últimos días, ese tufillo apestoso a rancio rencor que ha
invadido el corazón y las mentes de algunos aficionados madridistas en contra
de la selección y en favor de Portugal. Parece increíble y no menos
sorprendente que algunos de esos mismos aficionados que hace apenas un mes
ponían el grito en el cielo por la pitada de la final de copa contra el himno
nacional, pongan ahora su lengua en el suelo tras las pisadas de un crack
portugués que a duras penas se confiesa madridista.