José Carlos del Coso: Esta es mi opinión y afortunadamente solo tengo una. Le guste a quien le guste y le pese a quien le pese.


4 de mayo de 2012

Armas contra almas

Dejó de atusar su barba para coger una espada cruciforme afilada como el hielo con su mano derecha. Se levantó lentamente ayudado por su mano izquierda apoyada en el reposabrazos de aquel trono improvisado en una enorme tienda de campaña. Miró desafiante a su general de mayor confianza y le replicó: “Que nuestros ejércitos sean los árboles, las rocas  y los pájaros del cielo”.
El Carlomagno portugués acabará la presente temporada con su séptima conquista y lo ha hecho de forma aplastante con unos números que difícilmente podrán volver a repetirse dentro de una misma ecuación. Para la consecución de este gran logro personal e individual, al César lo que es del César y a Carlomagno lo que es de Carlo, Mourinho ha necesitado poner a todos los estamentos del Real Madrid en Estado de Excepción. Normalmente unos campeonatos tan largos suelen ser abanicados por todas las variables, típicos y tópicos que engloban el repertorio futbolístico. Por un lado unos equipos usan unas armas, las que pueden, y otros usan otras, las que tienen o les dejan. Para la consecución de su séptima liga, Especial One ha utilizado todas las tácticas posibles, no que existen a su alcance, sino que existen en el fútbol. Y ha hecho bien bajo mi punto de vista, porque si su objetivo es ganar y punto, lo ha cumplido mirando de cara a la perfección, aunque muchos tengan fundamentos para discutir su brillantez.
En la baraja que este año ha utilizado Mourinho, que por cierto es la misma que lleva escondida en el bolsillo desde hace diez años, hay cabida para todo tipo de juegos, y además ha sabido conservar todas las naipes. Excusas a un lado que esas no sirven para ganar sino para desviar las derrotas, Mourinho ha necesitado para ganar dar un primer paso con la expulsión inmediata del club de su propio Jefe, un tal Jorge Valdano, que al parecer adolecía de disfunciones orales. Se quitó por tanto sombra aquí cuando ya previamente se quitó la sombra allá con la marcha de Raúl de los pies de sus zapatos.
Mourinho ha necesitado también que una figura tan emblemática como lo es Butragueño para el club merengue, se salpique delante de un micrófono mintiendo sin querer mentir, cuando el buitre poco menos que ha llevado toda su vida la toga de un lord inglés. Mourinho ha necesitado airear la obsolescencia de la capitanía de Casillas para reforzar la autoestima de su mini yo engominado dentro del campo. También ha necesitado poner patas arriba el club buscando un topo de habla no portuguesa porque se filtró a la prensa que a veces el replicador era replicado por sus propios jugadores.
Necesario además ha sido que el ser superior, sibilino en la guerra y cobijado en la paz, tenga que retirar de las oficinas de concha Espina cualquier ejemplar o fotocopia del famoso Libro Azul o de estilo del ideario Madridista. Quizás el último ejemplar se lo llevó Valdano del Bernabéu escondido bajo su finiquito. Para que Mourinho no le mordiese, florentino Pérez se ha tenido que poner delante de los socios compromisarios a decir que meter un dedo en el ojo es poco menos que un pellizco en una trinchera de la primera guerra mundial.
Para que Mourinho lleve su séptima a Portugal, ha tenido que menospreciar a su antecesor en el cargo, e infravalorar a la costa del sol y parte del extranjero. Ha hecho lo propio con su archienemigo en las antípodas culés mientras ha consumido la paciencia de otros entrenadores que tan solo eran portadores de la bandera de la paz y después del odio. Al mismo tiempo ha ido cosechando enemigos entre aficiones neutrales que el Madrid estar sacudiéndose incluso cuando él tenga 70 años y ya no sea entrenador.
Para levantar este trofeo el Real Madrid ha tenido que prescindir de la presencia en sus desplazamientos de peñas y aficionados que ya acompañaban al equipo cuando ni siquiera él había nacido. Dos tíos que forman una peña pueden desconcentrar al equipo en el avión, pero una peña de portugueses con cámaras y micros pueden entrar en el autobús madridista y grabar intimidades el día más esperado desde hace 4 años.
Para que especial one logre su objetivo, el Madrid ha tenido que romper una relación muy especial que le unía a diarios tan emblemáticos como As o Marca, dividir a la llamada caverna mediática y poner en guardia a un enjambre de periodistas hartos de miel y sedientos de hiel.
También ha logrado que el Madrid manche su camiseta blanca de barro negro, no hablando de los árbitros, sino hablando mal de los árbitros y poniendo en tela de juicio la limpieza de todas las competiciones porque a su juicioso criterio, eran víctima de una conspiración orquestada por organismos internacionales, presidentes de instituciones, ONGs, silbatos de mal agüero, televisiones de pago, calendarios gratis y toda la parafernalia posible que su limitado castellano le pudo permitir.

Lo que Dice Mourinho es que para ganar al Rayo Vallecano necesita algo más de 300 aficionados porque su equipo solo tiene 400 millones más de presupuesto que el rival. O que para ganar al Bayern no basta con hacerlo sobre el campo, sino que la gente que paga no lo hace por ver jugar bien a su equipo sino que el equipo compuesto por 22 millonarios tienen la enorme deferencia con el aficionado que se gasta unos míseros 200 euros de incluso dejarse animar si algún día juega bien.

Más temprano que tarde llegará el día en que el aficionado madridista, aún siendo su presidente hombre de ciencias puras, tendrá que coger la calculadora de la eficiencia y plantearse, incluso en medio del éxtasis que siempre suele ser pasajero, si para tan poco viaje hacen falta tantas alforjas.