A algunos señores les molesta una barbaridad que la selección española siga cosechando victorias ante rivales importantes. Cuando un aficionado o periodista español critica de forma sistemática al combinado nacional, cuestiones políticas al margen, siempre se repiten las mismas pautas. Todos ellos coinciden en similares argumentos: Que si el juego es aburrido, que si no tiran a puerta, que si sería maravilloso con las porterías en los costados, que si sudan poco y corren menos, etc, etc, etc. Es una corriente con una cantidad ridícula de adeptos porque los predicadores mediáticos que la divulgan son igualmente ridículos a la hora de argumentar sus postulados. Se les nota demasiado el resentimiento acumulado a lo largo de los últimos años y utilizan los partidos de la selección para pasar factura única por una diversidad de cuentas pendientes.