El Athletic
es uno de los clubes históricos de nuestro fútbol que ha sido forjado a base de
mantener tradiciones y de manufacturar sus propias herramientas. Nunca ha
descendido de categoría en su siglo y pico de historia, ha conquistado la liga en varias ocasiones y la Copa del Rey en
múltiples. Estadio Santo al más puro estilo inglés ha sido testigo protagonista
de las hazañas más importante de su equipo y es conocido amablemente como la
catedral del fútbol español. Sin duda alguna, en San Mames se han impartido
cátedras de fútbol, se ha derramado sangre y hasta los días de hoy ha quedado
impregnado de ese olor a barro y lucha
que fotografía la filosofía norteña. El club vasco ha hecho de este juego en su
estadio un deporte tan duro como el levantamiento o arrastre de piedra, el
corte de troncos o el lanzamiento de fardos. Unas gradas sembradas de chapelas y
refrescadas por una fina lluvia hicieron del fútbol en el País Vasco, no un
deporte, sino una contienda que se gana más con el alma que con el balón. Hasta
tal punto ha mantenido sus señas de identidad que ha rechazado modificar sus
defectos con la idea de mantener sus virtudes. Ha constituido una fuente
inagotable de jugadores para la selección nacional y ha dado tantos nombres de
notables futbolistas como nombres a trofeos individuales. Pichichi, Zarra,
Iribar o Sarabia han hecho tanta historia en el Athletic que han encontrado su
eco en la memoria del fútbol nacional y europeo. Hasta aquí la realidad...