Jamás he visto a un equipo parecerse tanto a su entrenador como el
Atlético de Madrid. El Cholo Simeone era un futbolista que saltaba al campo con
un cuchillo entre los dientes y un chute de adrenalina en cada músculo. Cada
vez que observo a un jugador del conjunto colchonero actual no puedo más que
acordarme de aquel futbolista fibroso e inquieto que convertía cada jugada en
una batalla campal. Cada balón divido parecía el último y la convicción
en sus acciones se acercaba al extremismo. Un pura sangre que dejó reflejada su
forma de concebir el fútbol en el muslo de Julen Guerrero. No gozaba de una
técnica depurada, ni tampoco exhibía una envidiable visión de juego, ni tan
siquiera apoyaba su fútbol en la precisión de sus disparos. Sus acciones ofensivas
se basaban en un oportunismo incontrolable y en una rabia incomparable.
Así es el Atlético de Madrid, como su entrenador actual, así es cada uno de sus
jugadores y así entienden el fútbol hasta sus jugadores más dotados
técnicamente. Cuando alguien me pregunte dentro de una década cómo llegó el
Atlético de Madrid a ganarle una liga al Barcelona de Messi en el Camp Nou y
cómo acarició una Copa de Europa ante el Real Madrid, seguramente responderé
que lo único que recuerdo es que los colchoneros corrían mucho y luchaban más. Lo
cierto es que el equipo del Manzanares no tiene muchas más armas, porque
esas armas cuestan dinero y ya están repartidas entre los más ricos.
El Himno de Joaquín Sabina vuelve a tener una vigencia embriagadora. Acaben
bien o mal, al final las ilusiones se acaban y siempre termina imponiéndose el
orden natural de las cosas donde el Madrid ríe y el Atleti llora. Qué
manera de perder... A dos minutos del final el equipo colchonero ya tenía
agarrada una oreja de la copa y estaba a punto de darle el revolcón a una
historia de amargura que duraba cuarenta años. A solo dos minutos... Qué
manera de subir y bajar de las nubes, al menos que siga viviendo este Atleti de Madrid.
Quizás dentro de diez años será más recordada la final que perdió el
Atleti que la final que ganó el Madrid. Las penas en las cumbres pesan más
que las alegrías y la costumbre Madridista de ganar bajo cualquier
circunstancia puede llevar a pensar que sus fracasos sean más recurrentes que
sus triunfos. Ayer simplemente venció quien tiene menos conciencia de sus
limitaciones futbolísticas y que sin embargo le ha dado para ser el mejor
equipo europeo con mucha diferencia entre tantos y con poca diferencia ante sus
vecinos. Al conjunto merengue le faltó fútbol, como a la final, pero encontró
la épica que históricamente tantísimas veces ha buscado y tantas veces ha
encontrado. Con una hambruna de juego sobre el césped, el marcador en
contra eligió al Madrid como el equipo que debía aportar el riesgo, el Atlético
de Madrid puso el miedo.
Pasarán los años y será difícil agarrarse a una imagen consistente de un
encuentro futbolístico tan vacío e insufrible. A quien solo le interese el
fútbol se verá obligado a recordar la superioridad física, emocional y aérea de
Sergio Ramos, o la electricidad indomable de Di María. A quien le
guste el cuchicheo femenino retendrá en la mente el paroxismo de Ronaldo
celebrando un gol intranscendente de penalti a un minuto del final con una pose culturista en un noche donde optó por
celebrar con sus bíceps aquello que no pudo conseguir con su talento. También
podrá escoger el brinco de Florentino en el palco o el hieratismo de Ancelotti
en el banquillo tras el empate cuando la décima conquista agonizaba. A la final
disputada sobre el césped le faltó fútbol y le sobró rutina. Al derbi le
faltaron tanganas y le sobró formalismo estratégico. Y no sé porqué, a los
perdedores le faltaron lágrimas y a los vencedores un poco de entusiasmo.
Se recordarán pocas cosas de este partido porque coincide con un mundial
a la vuelta de la esquina. Una saturación de fútbol y una exaltación patriótica
de sentimientos temporales. La santa competición que todo lo arrolla y que
seguramente acabará engullendo esta Champions y eligiendo héroes diferentes
o filosofías opuestas en un mismo año pero en un contexto superior.
A pesar de todo lo que si quedara es ese resultado injusto y nadie se acordara que el realisimo estuvo contra las cuerdas casi 94' eso si es injusto
ResponderEliminarMuy bien articulo
A mi pesar esta "decima" la van a estar retregando mas que las ultimas 9 que lo han estafo haciendo durante 12 años
¿injusto? tampoco es que el Atleti hiciera mucho para acabar la primera parte por delante del marcador.
ResponderEliminarSi despojamos a los equipos de presupuestos, historia y sentimientos, tampoco veo yo que el Atlético mereciese mucho durante el partido.
ResponderEliminarResultado injusto? Qué partido has visto tú? El que yo vi fue uno en el que el aleti no hizo absolutamente ningún mérito para ganar. No disparó a puerta casi ni una sola vez. No creó ningún peligro. Se encontró con un gol de churro que ni ellos se creían. Durante el resto del partido metió el autobús atrás y renunció incluso a contragolpear. Y en la prórroga había un equipo que buscaba la victoria y otro soñaba llegar a los penaltis.
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