José Carlos del Coso: Esta es mi opinión y afortunadamente solo tengo una. Le guste a quien le guste y le pese a quien le pese.


12 de diciembre de 2013

Las deudas de Messi



La soledad de su taquilla delata su ausencia. Seguramente la haya dejado entre abierta por si alguien la necesita, diáfana de objetos pero llena de recuerdos. Aún quedan restos de celo que sujetaban una fotografía, y una fina hebra de césped desprendida de sus botas resiste en un rincón. Ese espacio aún huele a fútbol, hace tan poco tiempo que se fue y ya parece una eternidad. Con total seguridad sus compañeros aún busquen su silenciosa figura sentada junto a su santuario más íntimo en el descanso de los partidos. Todos han dejado de oír su tímida voz y su cálido acento abriéndose un paso solitario en los momentos de silencio. El sitio que ocupaba tan solo hace unas semanas ya no ofrece respuestas. Las miradas perdidas buscando milagros naturales en forma humana  descarrilan en el techo.

3 de diciembre de 2013

La redundancia semántica



Era casi la 1:15 de la madrugada, algunas capitales de provincia bajo cero y la escarcha empezaba a cumularse en las cunetas. Frío lógico para esta época del año. Los bostezos en cualquier salón de España señalaban la cama desde hacía ya un buen rato, por el atrayente calor de la cama y por el aburrimiento de la gala. Los pulgares de las manos ya se habían batido en duelo con los ojos en varias ocasiones por apretar el botón rojo que apaga la tele.

Courtois recibió su premio al mejor portero de manos del portero de “aquí no hay quien viva”, la poca gracia continuó con bromas sobre el color de piel de Iniesta y un desprecio al Betis por un humorista poco agraciado. Ramos se agarró a su premio como si fuese el único que fuese a recoger este año, Illarramendi hizo lo propio por partida doble, e Iniesta pasó el trámite con la timidez del peregrino que se pasea desubicado por una tierra de infieles. Casillas, que ni ha jugado limpio ni sucio, simplemente no ha jugado por deseo de Mourinho, dejó en manos de su presidente la recogida del premio al juego limpio. Casillas siempre inteligente. Messi ya había recibido en espíritu televisivo y entre algunos abucheos el trofeo al mejor delantero y mejor jugador de la pasada liga. Al Barça, campeón de liga, no le colocaron la alfombra roja en una gala más propia del cine de serie B que del fútbol.

El dedo pulgar de la mano derecha volvía a acariciar el botón rojo de apagado cuando se desató la sorpresa. La presentadora de la gala hacía hincapié en el último premio que faltaba por entregar, el de jugador más valioso. Cualquiera con un poco de sentido común pensaría que ese premio ya se había entregado a Messi como mejor jugador, o que estaban confundiendo en la LFP el significado de valioso con el de costoso. Una redundancia semántica, otra broma absurda del show.

Según Berta Collado, presentadora, era el premio más importante del año, el más objetivo y el que todos estaban esperando. Berta nos dijo con insistencia que ese era el premio que teníamos que valorar mañana. El premio lo otorgaba un programa informático basado en criterios absolutamente objetivos, como si la elección de los criterios no implicara subjetividad.

El lenguaje informático doblega al humano para decirnos que si la liga se jugase en un ordenador y no en un campo de fútbol, Ronaldo sería el jugador más valioso. El premio al portugués sobresale del resto porque así lo ha decidido la chirigota mediática con un razonamiento tan absurdo que podría llevarnos a pensar en que ganar una Champions en la Play Station es más importante que ganarla en Old Trafford. La manipulación empieza a coger forma humana en el cuerpo de Ronaldo que recogió el premio con seriedad pero sin llegar a ruborizarse. Florentino parecía haber cumplido su objetivo, premiar a Ronaldo sin que se dé cuenta de que el resto sabemos que el premio es una absurda estafa y manipulación improvisada. Un trofeo calma egos, un sucedáneo limpia lágrimas, un premio quita vergüenzas de quien debe estar sentado en la grada pero no debe irse con las manos vacías. Un agradecimiento burocrático por haber asistido.

El premio, que nació con el nombre del ganador puesto un día antes de entregarse también posee su filtro subjetivo intentando encontrar en Ronaldo al futbolista más efectivo, más importante para su club y más completo. Tan efectivo fue Ronaldo la temporada pasada que tiró el doble que Messi a portería y marcó menos goles, tan importante fue para su club que quedó a 15 puntos del Barcelona y tan completo es Ronaldo que acabó la temporada siendo suplente los últimos partidos de liga. Tal fue la improvisación bochornosa que el premio buscó en Ronaldo cualidades que el Luso ni siquiera posee como compañerismo, solidaridad o el sacrificio. Aspectos humanos analizados por un jurado invisible, desconocido, ausente, inexistente.

Hubiese sido más creativo otorgar el premio con unos criterios más sólidos e indiscutibles como hacer un premio que se otorgará todos los años a aquellos futbolistas que tengan por nombre Cristiano Ronaldo y porten el 7 del Madrid. Cristiano contento, Florentino aplaudiendo José Ángel Sonriendo y espectadores sin desengaño.

Decía Cristiano que "Para mí es un privilegio, se lo agradezco a mis compañeros, a mi familia. Gracias". Cristiano Ronaldo agradeció, pero lo hizo mal, pues hubiese sido más justo que hubiese orientado su gratitud a Florentino Pérez y José Ángel Sánchez que aplaudían la culminación de su influencia y creatividad desde el graderío. Hace un año escribía Roberto Palomar  acerca de la campaña madridista para que Ronaldo ganase en 2012 el balón de oro que “Al final, Florentino se lo va a tener que comprar y dárselo en un acto ficticio, tipo El Show de Truman, con aficionados de mentira”. Anoche pudimos comprobar que el presidente madridista empieza a recoger en silencio las ideas ajenas. El ministro más odiado de la democracia, el ministro Wert, hizo justicia a la gala entregando el caramelo a Cristiano Ronaldo. Dedo pulgar en el botón rojo.

2 de diciembre de 2013

Las pompas fúnebres



El Barcelona ha perdido dos partidos consecutivos y ya se empieza a hablar de Xavi Hernández en pasado. Xavi ha sido uno de los mejores… Xavi fue… Xavi supuso… Xavi nos dio… Su nombre yace junto a su fútbol ante una corona de flores a los pies de los medios de comunicación que actúan de oficiantes ¡Sentaos! Como si ya no hubiese marcha atrás acaban de introducir sus botas de fútbol en una caja de madera dispuesta para ser enterrada. La última bendición cae sobre su recuerdo con el dedo índice del oficiante dibujando una cruz gestual en el aire ¡Descanse en paz! El olor a fútbol empieza a dejar paso al olor a incienso, las campanas han dejado de repicar junto a la imagen del futbolista culé. Las manos de los incautos se deslizan por la soga que cuelga del campanario con una pausa solemne y mirada de frenesí. Doblan las campanas y lo hacen por otro mito muerto. Acaba de llegar el féretro a las redacciones ¡Poneos en pie!

La autopsia de su juego revela un motivo incoherente: Su edad, sus piernas, su hambre de gloria. Como si alguna vez su fútbol hubiese dependido más de sus piernas que de su cerebro, más de sus esfuerzos que de su visión, más del giro de sus tobillos que del giro imperturbable de su cuello.

Tan solo el propio Xavi puede removerse en su tumba encolada con mentiras para demostrar a todos que aún puede gritar con sus pies la palabra fútbol. El juego de Xavi que siempre fue encumbrado por la paciencia de su ritmo ahora es traicionado desde fuera por la impaciencia del momento. Algunos indolentes de la honestidad continúan sin inmutarse a sabiendas de que confunden un oscuro deseo con la pura y mera realidad. Los simplistas de este santo deporte que caminan agarrados al crucifijo de quien marca gol es bueno y quien no lo marca no lo es, ya han dictado su apresurado veredictico.

Xavi muere por momentos pero no se enfrenta a la muerte en soledad. Lo quieren matar con las botas de fútbol puestas como a Iniesta. Extraña coincidencia que no salpica la posibilidad de buscar el olor a muerte en otro sitio. Al centro del campo más impresionante de la historia se le para el reloj el mismo día y a la misma hora. El simplismo analítico vuelve a retorcer la verdad en favor de la idea básica de despojar al fútbol de su parte colectiva. El deporte favorito vuelve a ser la caza del individuo para aquellos que reparten la idea de gol igual a bueno, no gol igual a malo. Quien tiene piernas se equivoca pero no quien solo tiene boca.

La realidad del Barcelona es mucho más preocupante que la mentira sobre Xavi Hernández. Las campanas no están doblando por Xavi, sino por un estilo de juego que ha sido traicionado por su propio entrenador. El conjunto azulgrana está repleto de centrocampistas pero su centrocampismo se apaga como una colilla bajo el pie de Martino.  Empiezan a ser improductivos jugadores engendrados para una filosofía de juego porque simplemente ahora no existe. Martino es más simple que todo eso de lo que hablaba Guardiola y aún extiende recetas Johan Cruyff. Sus gestos en la banda le delatan, sus aspavientos como su impaciencia se traslada al césped con la idea geométrica de que la línea recta es el camino más corto aunque menos gratificante. Poner el balón en los pies de Messi, Neymar o Alexis es el objetivo y hacerlo rápido parece esencial. Poner balones largos desde la defensa es menos peligroso y más rápido. Por eso juega Piqué y Mascherano en detrimento de Bartra y por ese mismo motivo Xavi e Iniesta empiezan a sujetar cada vez con más firmeza el cartel de prescindibles para esta causa ¡Son prescindibles y bajitos, entiérrenles! Martino ha hecho del recurso final en forma de voleón la auténtica voluntad de juego. El pase largo para sobrepasar a Xavi. Lo que muere en el Barcelona no es xavi o Iniesta, lo que realmente agoniza en el juego culé es la posición que ocupan.