Resulta
bastante curioso que tras el clásico en que Pepe dio menos patadas y se mostró
menos violento haya recibido un video homenaje de sus agresiones y un sinfín de
críticas. En esta ocasión al central madridista no le perdió un cruce de cables
sino uno de palabras con el técnico culé. Pepe se lamenta de la teatralidad blaugrana
y Vilanova recuerda que seguramente en un hombro de Pepe hay un demonio y en el
otro un angelito apaleado. Hay quien se empeña en reforzar la imagen de Pepe
como un buen ciudadano. El sector más sensiblero nos presenta un jugador al que
lejos de los terrenos de juego dan ganas de abrazar. Nos hablan de una persona solidaria
con los desfavorecidos, cercano a los niños y siempre pendiente del aficionado
más comprometido. Un excelente ser humano que seguramente irá a misa de ocho
antes de entrenar, que no tendrá sus impuestos en paraísos fiscales y que se
paseará por su domicilio en bata de casa con unas pantuflas y un gorrito de
Mickey Mouse. A mi particularmente me da exactamente igual si Pepe ayuda a su
novia en las tareas domésticas, si sale a tirar la basura o si paga la seguridad social de
la empleada de hogar. A nadie debería interesar la personalidad del jugador
portugués más allá de los terrenos de juego y de todo lo que afecte al fútbol.