Tan solo unas briznas de hierba adornaban inútilmente aquella explanada eterna y moribunda entre bancos de arena y polvo. A merced del sofocante calor, la herida que yacía permanente en su garganta recorría su cuerpo hasta el estómago porque ya no había esperanza de saciar su sed. Pocos minutos después empezaron a caer las primeras gotas de agua.
Solo faltan unas horas para que empiece la final de copa de su Majestad el Rey, el partido del año en España, y mi corazón como el de millones de aficionados se encuentra en este momento desconsolado. Esperanza Aguirre no asistirá a la final.