A mi juicio,
Casillas es el mejor portero que he visto nunca, probablemente a lo largo de la
historia habrán existido porteros mejores, pero a lo largo de mi historia no.
Yo he visto a Casillas, desde su meta, sin salir del área ni meter un solo gol,
regalarle al Madrid campeonatos de liga con sus intervenciones. Ya no hablo de
competiciones que se deciden en tres partidos o momentos puntuales, no hablo de
finales o semifinales donde el título se puede decidir por centímetros o por
una caprichosa ráfaga de viento. Hablo de que en varias ocasiones, a lo largo
de 38 jornadas el portero del Real Madrid ha sido más decisivo que los propios
delanteros o los centrales.
Una
diferencia importante entre la selección española de hoy y la de antaño es que
el portero ya no se tira con desgana ante un penalti. En un campeonato del
mundo o de Europa, tarde o temprano te enfrentas a los penaltis. De Zubizarreta
solo se podía esperar el fallo del contrario, de Casillas además podemos
esperar su propio acierto. Ráfagas de viento que separan el éxito del absoluto
fracaso.