José Carlos del Coso: Esta es mi opinión y afortunadamente solo tengo una. Le guste a quien le guste y le pese a quien le pese.


21 de febrero de 2013

Prisioneros de los 30 metros

Hacía más de cuatro años que el Barcelona no jugaba un partido tan pésimo. Desde la llegada de Pep Guardiola a su banquillo jamás vi perder a los culés un partido merecidamente, hasta ayer. San Siro, catedral del fútbol europeo con suelo de ermita años ochenta, fue testigo. La conclusión más dolorosa que se puede extraer de la debacle blaugrana es que se debió a demérito de los blaugranas, algo inaudito en un lustro, y a mérito del Milan, que supo parar a su rival sin ningún tipo de sufrimiento y sin necesidad de emplear la violencia, ni tan siquiera la agresividad. Una auténtica novedad para un rival convencido desde el principio de que el talento de la estrategia defensiva puede ser tan dañino o más que la magia individual.