José Carlos del Coso: Esta es mi opinión y afortunadamente solo tengo una. Le guste a quien le guste y le pese a quien le pese.


24 de abril de 2012

Dudar a las duras

Era un techo de tabla barnizada sustentado por gruesos maderos, brillantes por la exposición a unos pequeños hilos de luz que atravesaban la ventana. La claridad recién nacida mataba le noche y tan solo hacía unos segundos que sus ojos luchaban por despegar unos párpados de otros sobre una cama y bajo aquella techumbre. Por unos instantes, la duda recorrió su mente confusa, a la par que lanzaba el primer bostezo que desubicaba su boca las secuelas de la sequedad. Durante unos segundos mantuvo la duda de si lo que había soñado era cierto o acaso soñaba que estaba despierto.


Resulta bastante curiosa la manera que tiene de desenvolverse la corriente de sensaciones que domina el fútbol en nuestro país y no sé si en otros. Lo que ayer era magnífico, sublime, inédito e insuperable; se torna gris y derruido de la noche a la mañana como un castillo de naipes en el escritorio de un niño. Resulta a que a Cristiano Ronaldo le da por meter un gol en el Camp Nou después de haber hecho un partido bastante discreto y de forma inesperada, como si tuviera vida propia, el ventilador de la mierda, que es el mismo que el de las dudas se pone en modo ON. Oyendo algunas tertulias radiofónicas y viendo sálvames futboleros me da la sensación de que la conspiración cabalística de los Mayas no era contra el mundo sino contra el Fútbol Club Barcelona. Quédense tranquilos porque el mundo no acaba en el 2012, hemos interpretado mal a los Mayas. Lo que pronosticó esa antigua cultura no era el fin del planeta sino del estatus quo culé. Como en otras muchas ocasiones le ha pasado al Madrid, ahora toca poner el dedo en la yaga y si no hay yaga se consigue apretando más el dedo.




 Después de leer a algunos compañeros y de ver flagelarse a otros en mitad del circo nocturno, era tal el desconcierto culé que me mostraban, que los recuerdos de los 5 goles de Messi contra el Leverkusen, o el juego desplegado por sus compañeros desde hace 2 meses de forma ininterrumpida solo podían llegar a mi mente en blanco y negro. Y todo por un partido bien jugado, mal planteado y peor resuelto; todo porque Ronaldo decidió mandar a la red un balón que otras veces ha ido al poste, o porque Puyol en un córner confió excesivamente en su compañero Valdés, o porque Casillas rozó un balón de Xavi con las costuras del guante. Simples detalles minimalistas que otros se esfuerzan en convertir en corrientes de opinión, para ver si a la postre trasmutan en dogmas de fe. El fútbol con cámaras se ha convertido en un mal reflejo de la realidad que siempre acaba atrapada por sensaciones infantiles al criterio de unos pocos payasos empeñados en aguar fiestas y provocar miedos en lugar de sonrisas compañeras de la verdad. Esta nueva situación en la que se estrena el Barça tras cuatro años de incomparecencia, es la misma que otras muchas veces durante este mismo período de tiempo ha sufrido injustamente la acera merengue.


Desde hace un par de días la opinión publicada se ha encargado de enfoscar nuestra televisión con célebres frases del estilo “no hay que dudar del Barcelona”, mientras al mismo tiempo los propios personajes que las dictan siembran un mar de dudas en el interior del aficionado de a pie. Mientras la realidad que nos muestran nuestros propios criterios alejados de la sombra mediática nos sugieren que ni lo bueno es eternamente tan bueno ni lo malo casi nunca es tan malo, los enfermos de los escudos, escudados en un micrófono o en una página de periódico se empeñan en recalcarnos que lo malo es más malo de lo que parece, que el paciente se muere de un resfriado y que los Mayas tenía más que razón. El fútbol es grandioso pero su entorno es penoso.




Desde que Undiano Mallenco utilizó el silbato para cerrar el enésimo partido del siglo, resulta que el Barcelona no solo pierde, sino que además desaparece. Aún no se habrían puesto los pantalones vaqueros en el vestuario culé cuando las palas del ventilador empezaron a dar vueltas, vueltas y más vueltas. El aroma fétido en forma de viento que nos llega también nos dice que Piqué no se habla con Guardiola a pesar de que este ha sido el impulsor de su carrera; que Guardiola supedita su renovación al despido de Piqué; que Fábregas está muy muy muy molesto con el técnico que exigió su contratación dios mediante 35 millones de euros porque en un partido grande no le puso titular; que Messi ya se ha empadronado en nuestro planeta por dos partidos sin marcar; que Xavi está poco menos que en el ocaso de su carrera y que no sabe perder por decir que sí sabe perder; que Guardiola ha perdido los papeles y ha bajado a las profundidades del infierno para reparar filtraciones y tapar bocas de topos; que la junta directiva tiene las botella de cava en la nevera ante su marcha; que Alves es un futbolista que solo aporta agresividad; y yo no sé cuantas tonterías más, que poco importa que sean mentiras o que respeten la verdad.




Esta noche ante el Chelsea temblarán los nervios de quien disfruta mirando escondido detrás del ventilador, porque el Barça tiene la oportunidad de tapar bocas, destrozar infundadas dudas, y desmantelar las mentiras de quien les niega unos méritos que solo reparte el balón.