José Carlos del Coso: Esta es mi opinión y afortunadamente solo tengo una. Le guste a quien le guste y le pese a quien le pese.


18 de diciembre de 2012

El Madrid se abraza a las cábalas

Como el fútbol no es una ciencia exacta no son pocas las ocasiones en que se convierte en un campo abonado para las supersticiones, manías de brujas, hechizos de media noche, oscuros aquelarres, interpretaciones de calendarios ancestrales y seguimiento esotérico de conjunciones astrales. Este tipo de prácticas suelen aparecer, con más fuerza si cabe, a las puertas de la derrota y ante el umbral de la desesperación. Siempre surgen cuando la fe gana el pulso a la razón, cuando la realidad deja paso a la esperanza. Carlos Bilardo, seleccionador de Argentina en las Copas de 1986 y 1990, se sentaba en la banca con una estatua de la virgen de Luján. Además, por algún esotérico motivo, prohibía a sus jugadores comer pollo. Ronaldo, auténtico astro brasileño, no disparaba a portería durante el calentamiento con el fin de no “gastar los goles”. El carioca copió el método al goleador inglés Gary Lineker. El internacional chileno Iván Zamorano se vendaba la muñeca de la mano derecha porque una vez tuvo molestias, le colocaron la tela y marcó tres goles.