El vestuario
del Real Madrid empieza a dar muestras más que evidentes del hartazgo que
supone aguantar la personalidad de Mourinho. Mientras el técnico justifica sus
decisiones por el hecho de que muchos futbolistas no se están dejando la piel,
Sergio Ramos se deja la piel en el campo y según se vio el pasado domingo
también se la dejó en el vestuario tras el descanso. Sustituyó su epidermis por
el 10 de Ozil.
Sergio Ramos
no está cuestionando las decisiones técnicas de su entrenador, está
cuestionando sus formas y está poniendo en tela de juicio su aptitud para
resolver problemas sociales y personales. Ozil no ha variado un ápice su
actitud ni tan si quiera su aptitud. Desde que firmo su contrato con el Real
Madrid goza de las mismas virtudes y sufre los mismos defectos. La virtud de la
clase y el defecto de la sangre. El Alemán no está en el conjunto merengue por
sus dotes de lucha, no fue fichado para bregar, sino para embriagar. Dos años
después de aterrizar en la casa blanca solo ha cambiado una cosa: En principio
se decía que el técnico luso utilizaba las ruedas de prensa para quitar presión
a sus jugadores, ahora las utiliza para ajusticiarlos públicamente. Como quien
no quiere la cosa, Mourinho se limita a resolver los problemas del equipo
distribuyendo culpas y evitando disculpas. No me sorprendería que un día
sustituyese en sala de prensa su chándal Adidas por una toga y el micro por una
maza para pedir silencio en la sala. Mourinho ha cogido la peligrosa manía de
empeñarse en ser juez y buscar culpables, omitiendo el hecho de que no es nada
ético ser juez y a la vez parte.
Tanto tiempo
después, el técnico portugués, habilidoso donde los haya, sigue encontrando un
resquicio ético para colarse de madrugada y salir impoluto. Las explicaciones
de Mourinho sobre las aventuras y desventuras de sus jugadores se han
convertido para algunos en un auténtico dogma de fe. Sería conveniente que
muchos profesionales de la información no se precipitasen en sus diagnósticos
hasta que no hayan escuchado el de su sumo sacerdote. Así se evitarían muchas
incoherencias. Lo que durante el partido contra el Sevilla era una falta de
tono físico del Madrid, una pretemporada mal organizada, un calendario
internacional de locos y un grandioso partido del Sevilla, acabó convirtiéndose
tras la rueda de prensa de Mourinho en una falta de actitud del equipo, sin
más. Es divertido contemplar cómo un jugador puede en apenas dos minutos, lo
que duró su declaración, dejar de ser el mejor central del mundo mundial y uno
de los pocos que se escapaban del escarnio para convertirse por arte de
demagogia en un jugador descentrado y con falta de compromiso.
Me da la
sensación de que Ramos se puso la elástica de Ozil bajo la suya, no para pedir
su titularidad, sino para pedir ayuda al madridismo. Sergio Ramos es tan solo
un indignado sentado a las puertas del Congreso, un rebelde con causa, una
persona valiente que se hace responsable de sus actos mientras espera sentado
la carga brutal de los periodistas antidisturbios. Mourinho y Ramos han
inventado un juego nuevo con nuevas reglas. Un lenguaje nunca visto antes en el
futbol donde se lanzan mensajes sin palabras y se dan guantazos sin manos, de
tú a tú, cara a cara delante de todos. Si Mourinho ha conseguido atizar a Ramos
mandándolo al lateral derecho y desapropiándole de su puesto de forma sibilina,
Ramos se trasviste de Ozil para expresar a su técnico que no le tiene ningún
miedo. El jugador madridista tan solo ha aceptado las normas del juego
predilecto de Mourinho, atizando sin atizar y diciendo sin decir.
Mourinho
intenta herir al camero de tal forma que la hemorragia sea interna, nada de
sangre que la sangre es muy escandalosa. No lo deja suplente, pero lo manda al
lateral, y con esto le dice que no es imprescindible, que es un simple comodín
al estilo de Lass. El técnico luso tiene la manía de herir donde más duele,
ataca al orgullo, juega con el equilibrio del jugador y utiliza a Varanne como
arma arrojadiza. Mientras uno usa al central galo, el otro usa al
centrocampista alemán para volver a expresarle que no se va a callar y sobre el
mismo césped pone en entredicho su autoridad.
Ramos el
domingo se limitó a lanzar otro penalti a lo Panenka, despejó dudas sobre sus
miedos y demostró la misma valentía con la que afrontó su lanzamiento de la
tanda ante Portugal. Mucho que perder y poco que ganar para un futbolista que
está exigiendo respeto para él mismo y para sus compañeros. Mourinho debería
comprender a estas alturas que va a ser muy difícil domesticar a un jugador que
viene de ganar dos Eurocopas y un Mundial con métodos completamente diferentes.
Lo que ve Ramos, Casillas, Alonso, Arbeloa o Albiol y no ven los demás es que
se puede ganar una competición como lo han hecho con Del Bosque sin estar
viviendo permanentemente en una guerra de Vietnan.
¡Qué grande el final!...jajjajj. Enhorabuena.
ResponderEliminarTestigo, tiempo has tenido para en lugar de "cotillear" sobre las interioridades del vestuario del Madrid, opinar sobre el ATRACO PERFECTO que a mi parecer se perpetró en Sevilla el sábado noche. Fíjate cada vez tengo más claro que eres un forofo descarado del Barça, y es que lo confirmas en cada "artículo" con que nos deleitas; todo lo de los culés perfecto y lo relativo al Madrid un desastre y tú diciendo LA VERDAD.
ResponderEliminarPor supuesto que te tengo que recordar aquello de :" Sandro qué más quieres que te dé", Villar dixit.
¿A que vives en Vietnam y no sientes las piernas?....jajjj...
ResponderEliminarCristalino!!!
ResponderEliminarEnhorabuena TESTIGO por el comentario.
Saludos.
Gracias.
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